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Fernando Cillóniz / La verdad sobre el puerto de pisco


El Puerto General San Martín de Pisco tiene detractores. ¡Qué duda cabe! Además, qué – o quién – no tiene detractores en esta vida. Sin embargo, lo que algunos no quieren reconocer es que hay gente que está a favor de la modernización y ampliación del puerto. En realidad, somos más los peruanos que respaldamos el Puerto de Pisco, que aquellos que se oponen a él.


La razón es muy sencilla. Desde el punto de vista logístico –aparte de ahorrar costos, tiempo, y riesgos de accidentes– el Puerto de Pisco descongestiona el Puerto del Callao. Descongestiona el tráfico infernal de Lima y El Callao. Y descongestiona la Carretera Panamericana, en el tramo Pisco – Lima. ¿Cuántos accidentes –y cuántas horas perdidas– se evitan? ¿Y la huella de carbono que ello conlleva? ¡Cómo que el Puerto de Pisco no tiene impacto vial y ambiental positivos!


Hace poco el tema en debate fue el dragado del puerto. Los mismos detractores de hoy, anunciaron –entonces– el apocalipsis de la Bahía de Paracas. Pues bien. El dragado se hizo correctamente. Y el tiempo le dio la razón al concesionario. Ahora el puerto es más profundo y puede atender a barcos de mayor calado que antes. Y –lo más importante– no ha habido ninguna afectación al ambiente, ni a la fauna y flora marina y costera.


Ahora, el tema en debate es el almacén de concentrados de minerales que el concesionario pretende construir para ampliar las operaciones del puerto. A ese respecto –al igual que en el tema del dragado– la prensa viene siendo utilizada para propalar un cúmulo de falsedades que –en aras de la verdad– merecen ser aclaradas.


Dicen –estos detractores del puerto– que los concentrados van a estar expuestos al viento de Paracas. Falso. El almacén será un recinto cerrado, con presión interior negativa. Es decir, las partículas de minerales no podrán salir del almacén a la intemperie. Más aún, los camiones que transportarán los concentrados –aparte de estar dotados de tolvas herméticamente cerradas– serán aspirados y lavados dentro del almacén. El circuito del agua para el lavado de camiones será cerrado. O sea, cero vertimientos.


Para el embarque de concentrados se utilizarán contenedores –también cerrados– que descargarán el material dentro de las bodegas de los barcos, las cuales contarán con un sistema de nebulización para que ninguna partícula de mineral salga al medio ambiente.


Sigamos el ejemplo de muchos puertos impecables que hay en el mundo. Me vienen a la memoria dos que conozco personalmente: el de San Francisco en Estados Unidos, y el de Ciudad del Cabo en Sudáfrica. Puertos que además de terminales logísticos –limpios y seguros– son destinos turísticos y recreacionales. Puertos donde conviven en perfecta armonía barcos, astilleros, grúas y contenedores, restaurantes y hoteles, parques, teatros, campos deportivos, y tiendas de todo tipo.


Puertos donde la gente va a pasear y a recrearse, sobre todo niños. Puertos donde –por encima de todo– se respecta la naturaleza: aves, animales, peces, y plantas. ¡Impecables!


Vamos. El Puerto de Pisco va a generar mucho progreso y bienestar a la población de Paracas, San Andrés y Pisco. El fondo social comprometido redundará en la mejora significativa de la salud y educación de los pisqueños. Incluso, en la mejora de los servicios de limpieza pública y agua potable que hoy por hoy está en estado ruinoso. En realidad, medio Perú se beneficiará con el Puerto de Pisco.


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