Hoy es un día para disfrutar de un buen chocolate de cacao peruano.
Por eso, hoy es un día para valorar aquellas grandes historias que traspasan su sabor, olor, beneficios para la salud y todas las endorfinas que nos produce al consumirlo.
A tono con la fecha comparto un dulce recuerdo (fechado el 2013): como fruto de mis labores como director de programas de Desarrollo Alternativo en Naciones Unidas conocí en Venenillo, en el emblemático Bolsón Cuchara (en Tingo María) a Doña Maximina Ventura, mujer viuda por el narcotráfico, con 2 hijas y 2 hectáreas de cacao fino de aroma.
Doña Maximina apostó por el cacao y gracias a ello encontró tranquilidad, paz, ganancias gracias a las exportaciones de su cacao y educación para sus hijas, una de ellas hoy, es ingeniera agrónoma. Algo tan importante que muchos llaman felicidad.
Maximina es una ganadora. Le ha ganado al terrorismo, al narcotráfico, a la hoja de coca y a la pobreza.
Hoy, el Perú es el segundo productor de cacao orgánico a nivel mundial, el 60% de la biodiversidad de cacao existente en el mundo se encuentra en nuestro país, y el 75% de las exportaciones peruanas de cacao es de cacao fino de aroma, alcanzando excelentes precios en el mercado por su calidad diferenciada.
Aún hay un largo camino y muchas oportunidades para el cacao peruano, y a nosotros nos toca aprender a disfrutar y valorar nuestro cacao y a sus agricultores. Seamos parte de la historia de hombres y mujeres que construyen día a día un nuevo futuro para sus familias y sus comunidades.
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