El mandatario de México, Andrés López Obrador, debía entregar al Perú la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico (AP); sin embargo, por razones puramente ideológicas la ha retenido hasta que, los países miembros han tomado cartas en el asunto, consiguiendo que se la traslade a Chile, a regañadientes, para que éste a su vez, la ceda a nuestro país, como corresponde.
El problema de López Obrador es que no reconoce el autogolpe del gobierno de Pedro Castillo y el quebrantamiento constitucional que provocó, por eso, se empeña en romper nuestra entrañable amistad con el pueblo mexicano, en aras de favorecer el Foro de Sao Paulo, ahora de Puebla. Nostálgicos, también, de otros bloques internacionales más políticos que económicos como la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) que nació apadrinada por quien fuera gobernante venezolano, Hugo Chávez.
Por otro lado, México, como parte de Norteamérica, siempre ha estado más interesado en el gran mercado de sus vecinos Estados Unidos de América y Canadá, siendo pioneros en la firma de un Tratado de Libre Comercio (NAFTA), el 4 de octubre de 1988, cuando aún nosotros, no pensábamos en ninguno.
Felizmente, con la entrega de la presidencia pro témpore, ha primado el sentido de la institucionalidad y la apuesta por la integración que favorece el diálogo, el intercambio económico y la cooperación entre nuestros países que la conforman, antes que la cerrazón y la prepotencia tan dañina para las buenas relaciones y la paz entre naciones hermanas.
Porque, si bien el flujo comercial del Perú se ha mantenido en estos meses, era necesario un respaldo de la Alianza a nivel de todos sus integrantes y, así lo han comprendido los países que se reunieron en Chile a través de sus representantes para entregar, el próximo 1 de agosto, el liderazgo del bloque a la presidente, Dina Boluarte, como lo afirmó el Canciller chileno, Alberto van Klaveren, cumpliendo con los acuerdos adoptados por las partes desde su inicio.
Esta actitud, potencia la buena imagen que la AP necesita para construir confianza frente a los grandes mercados, particularmente, de los 21 países del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), cuya XXXII Cumbre se realizará el año que viene en el Perú; como también para crecer: Ecuador, Costa Rica, entre otros, han manifestado ya su interés de ingresar.
Superado el incidente, se abre una ventana de oportunidades para que la región tienda puentes fuertes de integración entre sí y, además, se presente unida ante el mundo, a efectos de conseguir mercados más amplios e importantes, para un intercambio fluido de servicios y productos que favorecen las economías, tanto de los pequeños, como de los medianas o grandes empresarios locales, para superar la recesión y la pobreza de las poblaciones.
Con la AP, en el Perú se beneficia la agroexportación que en el 2022 alcanzó un nuevo récord de 9 mil 807 millones de dólares, una cifra mayor en 12.3% a la del año 2021. Pero que, aún necesita crecer, para mejorar los precios de los productos del campo. Lo mismo en el caso de otros rubros como la exportación minera y la industria pesquera. Aunque este año, nos amenace del fenómeno de El Niño.
Desde la Municipalidad de Lima, que posee la responsabilidad de la gestión para de 12 millones de personas, saludamos la recuperación de la presidencia pro témpore de la Alianza del Pacífico; así como la asunción del liderazgo de la APEC y cooperamos con el fortalecimiento de nuestras relaciones internacionales.
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