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Fabiola Morales / Perú sin corrupción


La Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, fue sin duda, una de las invitadas más importantes en la CADE 2022 que reúne anualmente a los empresarios, representantes del estado y de la sociedad civil, en un foro que pretende dar luces sobre el desarrollo del país en el corto y mediano plazo. Porque, la corrupción que se ha enquistado, como un tumor maligno, en los niveles más altos de quienes ejercen cargos de liderazgo, necesitan de un Ministerio Público enérgico y comprometido.


Como bien ha dicho Benavides “no podemos permitir que en nuestro país se normalice la corrupción, es por ello que desde el inicio de mi gestión estamos comprometidos con una investigación firme y célere contra la corrupción en el poder, porque afecta las bases institucionales de un estado de derecho” y lo ha llevado a la práctica en diversos casos que comprometen al Estado, la empresa y la sociedad. Lo cual, le está costando, amenazas que constituyen un verdadero peligro para ella y su entorno familiar.


Su actuación ha marcado un antes y un después en el liderazgo de la Fiscalía, en los últimos años, donde veíamos más bien actuaciones timoratas frente a las pruebas de corrupción que los testigos y los medios de comunicación social exhibían, frente a las cuales la población solicitaba una investigación seria y profunda, sin visos de favoritismo, que nunca llegaba.


Las investigaciones más importantes que está llevando a cabo el Ministerio Público se recogen, no en una, sino en siete carpetas fiscales que tendrían el debido sustento para, eventualmente, demostrar la inconducta de un presidente de la República y exministros, así como de algunos empresarios de su entorno, lo cual no tiene precedentes en el Perú. Lo cual, tal vez no hubiera sido posible bajo el liderazgo de otro Fiscal de la Nación.


Patricia Benavides se ha ganado el respeto de quienes comprenden que, sin una lucha frontal contra la corrupción, los peruanos siempre perderemos la posibilidad de más y mejores obras para cubrir las grandes necesidades que existen en el campo de la educación, de la salud, la nutrición o el acceso a bienes tan básicos como son el agua y desagüe. Porque las obras se hacen mal y de dudosa calidad, o nunca se coloca su última piedra.


Es por eso que, la intervención de la actual Fiscal de la Nación en la última CADE era necesaria para que la inversión privada y las instituciones financieras, tanto nacionales como internacionales, pudieran tener la confianza de apostar por los grandes proyectos mineros, energéticos, pesqueros, industriales, de construcción, etc. Lo cual, evidentemente, redunda en puestos de trabajo formales que permitirán a las familias peruanas su desarrollo presente y futuro.


Tanto las instituciones, las empresas como la sociedad civil necesitan confiar en el buen hacer de sus autoridades, es por eso que, en estos momentos de crisis, se necesitan liderazgos honestos y enérgicos, como el de la actual Fiscal de la Nación, cueste lo que cueste. No sucede así con algunos congresistas que parece no desean dejar huella para las próximas generaciones, por preferir servir a su propio egoísmo a corto plazo. Ojalá que los directivos de otros poderes del Estado y de la empresa pudieran seguir el ejemplo de quienes se distinguen por una conducta de servicio al bien y la verdad, desde su propio cargo y profesión, sin claudicar a espejismos de un día.


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