Terminamos el año 2024 con un nuevo evento de derrame de petróleo, similar al ocurrido en enero de 2022 en el litoral de Ventanilla; esta vez, causado por la actividad de la empresa petrolera estatal PETROPERÚ en las costas de Talara. Estos eventos afectan a los pescadores artesanales, la flora y fauna marina, así como también al turismo que, por estos días, es intenso en las playas del norte.
A pesar de que el 20 de diciembre se produjo la alarma por el derrame de petróleo en Talara, recién el 25 por la tarde el gobierno anunció la declaración de emergencia por 90 días para enfrentar este grave problema, que ha afectado, desde la zona de la refinería de Talara hasta Cabo Blanco, según la OEFA, entidad adscrita al Ministerio del Ambiente. En esta área se localizan al menos seis playas concurridas, entre ellas: La Capullana, el Lanchón, la Palizada y la Bola.
El gerente general de la empresa estatal, Óscar Vera, en entrevista con Radio Programas, minimizó el problema que se produjo en el área del terminal de multiboyas de la refinería de Talara, en la llamada línea submarina norte. Dijo que no se trataba de un “derrame”, sino de una “fuga” de hidrocarburos, un fallo de la tubería submarina y que, después de activado el plan de contingencia al día siguiente, ya se había logrado limpiar el 90 % del área, la cual estaba, según él, totalmente limpia y con el agua cristalina.
Sin embargo, la OEFA, que es la entidad fiscalizadora, tiene otra versión y ha logrado que se declare la “emergencia” sanitaria por 90 días con la finalidad de que se limpie la zona, para lo cual no hay todavía un plazo establecido; además, se evalúe el impacto causado a la flora y fauna marina, así como la situación y el número de pescadores artesanales afectados por el evento.
En el mismo sentido, el alcalde de Talara, Sigifredo Zárate, destacó la gravedad del derrame de petróleo y exigió a la empresa indemnizar a los pescadores de la zona, sobre todo en Lobitos, donde, desde hace seis días, no pueden ingresar al mar para ganarse el sustento diario. Asimismo, solicitó cumplir con la limpieza del mar, la playa y las rocas.
Pareciera que PETROPERÚ no solo es una empresa que pierde miles de millones, pero sigue operando porque le basta con estirar la mano a “papá gobierno” para que le colabore con el dinero de todos los que pagamos impuestos, sino que tampoco cumple con los protocolos para prevenir que derrames como el actual se eviten.
Este derrame va a suponer un gasto imprevisto que se sumará al ya abultado presupuesto de la empresa estatal, porque debe asumir económicamente la responsabilidad del impacto ambiental y social que supone. Pero también es una muestra de la dejadez con que se maneja, porque, prácticamente, no tiene que dar cuenta a nadie, con un gobierno que la trata a cuerpo de rey y coloca como directivos a los “mismos de siempre”, supuestamente para que la gestionen de manera distinta y eficiente.
¿Cómo vamos a creer que PETROPERÚ va a conseguir salir del hoyo con sucesos como este del derrame de petróleo? Si no muestra logros, sino fracasos, ¿con qué cara nos van a pedir que sigamos alimentando este elegante blanco, donde los sueldos y beneficios son un festín y los resultados negativos? Este es un problema prioritario que el próximo gobierno debe enfrentar con energía, de una vez por todas.
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