Este 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha que se instituyó en 1977 por las Naciones Unidas, en recuerdo a las 129 mujeres que fallecieron en un incendio, mientras trabajaban en precarias condiciones en una fábrica de Nueva York en 1908. En estas conmemoraciones, se ha puesto de relieve la defensa de los derechos de las mujeres a la igualdad de oportunidades en el trabajo, la educación, la economía y la política.
Los avances en estos aspectos son significativos; pero la mujer, todavía es víctima de la violencia y de la explotación por parte de las mafias de “trata de personas” que, sin lugar a dudas, es una esclavitud pendiente de superar en un mundo que exhibe orgulloso sus avances tecnológicos y se enfrenta a los nuevos retos de la inteligencia artificial.
El Estado, se ha centrado en elaborar políticas que no tienen resultados tangibles en la mejora real de estas situaciones de vergüenza que aún viven muchas mujeres, no solo siendo niñas, adolescentes y jóvenes; sino también cuando, siendo adultas mayores, sufren el olvido y la violencia en sus diversas formas, por parte del mismo Estado e incluso de su entorno familiar, incluyendo los hijos.
El acceso de la mujer a la educación, debe ser uno de los mejores esfuerzos de las familias, ayudadas por el Estado y los particulares. Es necesario motivar su talento para desempeñarse en las distintas tareas que se abren en un mundo cambiante como el que vivimos. Si bien la violencia contra la mujer se produce en todos los estratos, la “trata de personas” escoge a sus víctimas entre las mujeres más vulnerables por su condición económica y educativa.
El Ministerio de la Mujer y el Estado, creen cumplir con las mujeres, esforzándose por generar políticas dictadas por los organismos internacionales y sus ONG que apuestan por la llamada “ideología de género” que obligan a los países a imponer –poco a poco– el aborto, la eutanasia y hasta el uso de un determinado lenguaje del “todos, todas y todes”, con la fiscalización del Estado, mediante la mirada de los “oficiales de cumplimiento” que empezarán por observar las instituciones pública y luego seguirán con las privadas.
Ahora, desde este ministerio se apuesta por una “ley de cuidados” para, supuestamente, ayudar a la mujer –también a las que no lo necesitan–para que sigan un “patrón”, a efectos del “cuidado” de las personas más vulnerables, impuesto por el Estado con cumplimiento obligatorio que, por supuesto, sería vigilado con visitas inopinadas de inspectores con poder para sancionar cualquier incumplimiento.
Si bien son, preferentemente, las mujeres quienes se hacen cargo de los niños, los adultos mayores y las personas con discapacidad, no requieren de la vigilancia del Estado en sus casas; sino, en todo caso, de guarderías, centros de cuidado del adulto mayor y de atención a las personas con distintas discapacidades o casas de refugio, de las cuales el gobierno tiene muy pocas y en muy mal estado.
La mujer peruana es trabajadora y, si no consigue un empleo, opta por el emprendimiento económico y va creciendo desde la micro empresa. La Comisión de la Mujer y Familia que preside la Congresista, Milagros Aguayo, celebrará el Día de la Mujer con el Foro: “Mujer, Trabajo y Emprendimiento Económico” en el Congreso de la República, con la presencia de especialistas en acceso al trabajo, al crédito, a nuevos mercados y la asociatividad, al que está invitando a distintos colectivos de mujeres.
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