“Mi sentido pésame para la familia de Zacarías Meneses, héroe de la democracia, quien ha demostrado que los derechos constitucionales se defienden hasta con la vida. Sin embargo, su muerte no puede quedar impune. Exijo que las autoridades investiguen para encontrar justicia”, escribió en la red social Twitter el candidato a la presidencia, Pedro Castillo Terrones, a las 2 de la madrugada del día 30 de junio último. Quien inmediatamente obtuvo casi 11.1 K de likes (me gusta) y más de 2 mil retweets (repetición del mensaje).
Esta versión fue asegurada y seguida por la candidata a la vicepresidencia de Perú Libre Dina Boluarte (le convenía así tapar su propio escándalo) y de los congresistas electos Guillermo Bermejo, Sigrid Bazán y Edgard Málaga entre otros -incluyendo influencers y periodistas con miles de seguidores- que, compartieron con Castillo, la responsabilidad de la ‘fake news’, asegurando que Meneses habría sido víctima de un ataque con palos, por parte de los manifestantes de las marchas pacíficas que solicitan la revisión de actas de parte del Jurado Nacional de Elecciones, la entrega del padrón electoral por parte de la ONPE y una auditoría electoral internacional.
Los denunciantes de este supuesto asesinato exigían inmediata investigación a la Fiscalía, por eso, la Policía llegó a designar un equipo especial para que inmediatamente se inicien las diligencias, a las que dio un plazo de 40 días. Pero fue el mismo comandante general PNP César Cervantes quien DESMINTIÓ LA FAKE NEWS o noticia falsa, basándose en las declaraciones de la hija del fallecido, Noemí Meneses, quien aseguró que su padre vivía en Lima y no había llegado del interior del país para participar en ninguna marcha ni manifestación; sino que falleció el 22 de junio en el Hospital 2 de mayo de cirrosis hepática.
Si bien las redes sociales y los medios de comunicación en general, no están libres de noticias falsas, algunas veces por descuido, pero no pocas con un claro objetivo manipulador, es sumamente peligroso atentar contra el derecho de las personas a la información, sobre todo en las circunstancias en que estamos viviendo, en medio de una pandemia, más la incertidumbre y crispación social y política. Bastaría tirar una pequeña brasa para que se prenda un incendio de violencia de proporciones inestimadas.
No le bastó a Castillo Terrones señalar a Meneses como supuesta víctima de las marchas, sino que hasta asistió al velatorio, reclamando justicia para la víctima, al igual que sus seguidores que exigían cobrarse la “sangre con sangre”; pero se encontró con la pared de una familia honesta y, sobre todo, con la hija del fallecido, quien le increpó a Perú Libre el haberse burlado del cadáver de su padre.
Es, por tanto, condenable que una persona como Castillo Terrones que quiere gobernar el país, en nombre del pueblo, recurra a estas acciones -ya sea por frivolidad o falta de una mínima responsabilidad- cuando justamente de lo que precisa el Perú es de un dirigente con las virtudes y valores de estadista, entre las cuales está, en primerísimo lugar, hablar con la verdad y practicar la prudencia para ganarse la confianza de los ciudadanos.
Un grave error el que ha cometido Castillo, su vicepresidenta y sus simpatizantes con la difusión de esta fake news que fue como tirar una bomba en pleno corazón de un país ya exasperado y polarizado que, felizmente, no llegó a explotar totalmente y causar violencia.
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