Las imágenes en los medios nos han mostrado las últimas semanas el vandalismo desatado en algunas zonas del centro de Lima -la destrucción de veredas a fuerza de pico y pala para atacar a la Policía con pedrones- bajo el pretexto de una protesta política a la que todos tenemos derecho en democracia, pero sin destruir bienes públicos y privados ni atacar a las personas.
Corresponde, por tanto, cuidar nuestra ciudad capital de éste y futuros hechos violentos, motivo por el cual, este viernes 10, por acuerdo del Concejo Metropolitano de Lima, presidido por el alcalde Rafael López Aliaga, declaró intangible el Centro Histórico de Lima, al encontrarse catalogado como Patrimonio Cultural de la Nación y Patrimonio Cultural de la Humanidad reconocida por la UNESCO en 1991.
Recordemos que la solera de Lima deviene de las huellas que han dejado en ella su pasado prehispánico e hispánico que la convirtió en una de las dos capitales más importantes del “nuevo mundo”, junto con la ciudad de México, de los únicos virreinatos de la época, y se conservó como tal, mientras el Perú fue provincia del reino de España y durante la República, hasta nuestros días.
En las últimas décadas, Lima ha crecido convirtiéndose en una ciudad multicultural y moderna -centro político, económico, cultural y financiero- donde viven limeños y personas provenientes de todo el Perú que le han dado un nuevo rostro de metrópoli abierta a todos, propios y extranjeros, que encuentran en ella nuevas oportunidades, aunque también los obstáculos de una ciudad que, con sus más de 10 millones de habitantes, concentra a la tercera parte del país.
A pesar de esta transformación, predomina en su centro histórico la huella de sus casonas coloniales con balcones moriscos únicos y enormes patios solariegos; hermosas iglesias y conventos por donde caminarían Santa Rosa y San Martín; plazas, alamedas y rincones que pisaron las típicas mujeres tapadas, pasearon Amat y la Perricholi, y después los personajes de Chabuca Granda.
Fue fundada por Francisco Pizarro, el 18 de enero de 1535, con el nombre de Ciudad de los Reyes, bajo el mismo diseño de las españolas: una Plaza Mayor y, alrededor, el Palacio de Gobierno, el Ayuntamiento – ahora Palacio Municipal- y la Catedral con su Palacio Episcopal. Quienes, a lo largo de los siglos, han reconstruido sus primeras estructuras, se han cuidado muy bien de conservar su espíritu primigenio y tradición, conscientes de que Lima trasciende generaciones.
Es necesario, por tanto, como dice la ordenanza aprobada, declararla Zona Intangible para marchas, manifestaciones y concentraciones públicas y políticas que pongan en riesgo a la seguridad y/o salud pública, conforme al ámbito de aplicación que establece el Reglamento Único de Administración del Centro Histórico de Lima y encargar su cumplimiento a la Gerencia Municipal Metropolitana y otras; lo mismo, en lo que les corresponda, al Ministerio del Interior y al de Cultura; y a la Procuraduría Pública Municipal el impulso de las acciones legales en caso se produzcan daños a la propiedad pública e infraestructura y mobiliario urbano, para la defensa de los intereses y derechos de la Municipalidad Metropolitana de Lima, y en el marco de sus competencias y atribuciones.
El Centro Histórico de Lima seguirá abierto a todas las actividades que ahora se realizan, al libre tránsito y al turismo; pero no al vandalismo ni a quienes quieran destruir un patrimonio que es de la humanidad y de las personas de todos los tiempos.
Comments