El actual Presidente, después de seis meses, ha querido dar entrevistas a un medio internacional para cumplir con responder el reclamo de la ciudadanía que, como en toda democracia, quería conocer su perfil y los caminos por los cuales quiere llevar al país en estos cuatro años y medio que le restan de mandato, o más.
En sus declaraciones a Fernando del Rincón, de la CNN, Pedro Castillo afirma que “nadie lo ha preparado para ser Presidente”; nunca lo imaginó. De sindicalista comprometido con la izquierda peruana más extrema, dio el salto al sillón de Pizarro. Era un maestro rural de Puña, en Chota, con ganas de mejorar su vida -como muchos provincianos-, por eso salió de su pueblo para completar sus estudios, llegando a obtener una maestría en la Universidad César Vallejo. Fue fichado, primero por el Sutep de Patria Roja; pero después se convirtió en dirigente de la facción más radical, Fenatep, y durante la huelga magisterial de 2017, se le relacionó con el Conare que, de acuerdo a fuentes policiales, es parte del Movadef -a su vez- brazo ideológico del terrorista Sendero Luminoso, fundado por Abimael Guzmán.
Encabeza la huelga magisterial que hizo perder un año a los escolares, y es ahí donde más llama la atención de Vladimir Cerrón, el cuestionado exgobernador de Junín, quien tiene partido, formación y experiencia política marxista-leninista mamada en Cuba, pero estaba prohibido de ser candidato para pretender un grupo parlamentario, por estar denunciado; motivo por el cual invita a Castillo, sin imaginar que los entes electorales lo darían por ganador.
Aun con estos antecedentes, Castillo que no se reconoce abiertamente como de izquierda radical totalitaria, pero lo manifiesta cuando disfraza la respuesta del periodista del Rincón sobre los gobiernos de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Aún más, cuando justifica el éxodo masivo de venezolanos, afirmando que los peruanos también migran. Además, dice que no conoce el Grupo de Lima, y explica la presencia de algunos secretarios del Estado mexicano que, eventualmente, en plena crisis de vacancia, fungieron de sus asesores.
Sus respuestas revelan su intenso compromiso con el Grupo de Río, ahora llamado de Puebla, al que pertenece también Evo Morales, el exmandatario boliviano ligado a la gran producción de hoja de coca, autoritario y expansionista que, con el concepto de “república multinacional” latinoamericana que, parece haber “pegado” en la mente de Castillo, reclama mar, pasando por el Perú. Es por eso que el cajamarquino declara a CNN que está dispuesto a entregarle mar a Bolivia, “si el pueblo se lo pide a través de un referéndum”. Asunto que podría lindar con la traición a la Patria si, a pedido del Congreso, se ratificara en su afirmación.
Por otra parte, cuando el periodista de CNN, asombrado por tanto escándalo, le preguntó a Castillo Terrones si no conoce a personas capaces y probas para su gobierno, solo balbucea; porque su círculo se cierra en los que conoció en Perú Posible de Alejandro Toledo, los partidarios de Cerrón y Verónika Mendoza, y sus íntimos de Chota. De esos grupos escoge a sus ministros y colaboradores que no se distinguen por su formación técnica, sino más bien política y por una conducta bastante opaca y cuestionada.
No nos engañemos, el Presidente la tiene clara, sin duda, es un líder astuto, populista, terco, con experiencia en manejo de masas y de operadores políticos que necesita una Asamblea Constituyente para hacer del Perú un país en consonancia con el marxismo leninista y maoísta
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