El peso que están tomando en las decisiones del Estado peruano instituciones globales en temas que desean “imponer”, en contra de nuestra cultura y Constitución, nos lleva a concluir que estamos ante un nuevo colonialismo al que se cede sin chistar.
El Poder Judicial, por ejemplo, acaba de ordenar el “aborto terapéutico” para el caso de una niña de 11 años embarazada, después de ser violentada por su padrastro desde los 6 años. Lo ha hecho con la velocidad de un rayo, sin el debido estudio que este tema, tan grave, merece. Usualmente lento, corre ante el pedido público de la UNICEF para que se realice esta acción contra la vida de un no nacido de 22 semanas.
Como afirma el abogado César Nakazaki: “El aborto terapéutico, el único admitido en la Constitución peruana, exige demostrar un estado de necesidad; situación de peligro para la vida y salud de la madre y el concebido que solo se supera sacrificando la vida del hijo para salvar a la madre. Y se demuestra con prueba médica”.
Obviamente, no es este el caso, donde al menos hay 3 personas protagonistas: el violador, la madre y el niño por nacer. Hasta el momento, el violador está libre, no tiene ni prisión preventiva; porque según la Fiscalía de Loreto –como informa Expreso– existiría una segunda persona que también habría violentado a la niña.
La madre embarazada, es una víctima, en primer lugar, de su propia familia, porque cuando debieron protegerla y cuidarla, no lo hicieron. Tampoco lo hizo la escuela, ni la comunidad, ni el Estado y menos UNICEF que “dice” tener como objetivo interesarse por la infancia.
El niño por nacer, que es el verdadero indefenso y su vida la protege la Constitución y el sentido común humano, ha sido sin embargo “condenado a la pena de muerte”, por obra y gracia de un juez que, coincidentemente decide, de acuerdo al bullicio de dos ONG, la Defensoría del Pueblo –que siempre se apunta al coro– y, sobre todo, a la “presión” foránea que insiste en imponer “su agenda” a países que hace tiempo, declararon su independencia.
Para apresar al padrastro violador, el presidente de la Corte de Justicia de Loreto dice que le “faltan elementos de convicción”, pero a los jueces, les “sobra” estos elementos para negar el “derecho a nacer” de un ser humano de 22 semanas y han ordenado acabar con su vida arbitrariamente. ¿Y el Ministerio de Salud? Ha agachado la cabeza emitiendo un Comunicado al estilo Pilato.
Así como el “Estado global” totalitario y abusivo, insiste en acabar con la vida del ser humano en el vientre de su madre con el “aborto”; también abogan por leyes que permitan acabar con ella en los últimos años o por cualquier enfermedad de las personas mediante la “eutanasia”. Esconden con argumentos “sensibleros” su macabra voluntad de desechar al ser humano, cuando “ya no sirve” para la sociedad materialista y opulenta.
En nuestro país, ya usaron el caso de una persona que supuestamente, no podía vivir un día más a causa de un terrible sufrimiento, para imponer la eutanasia y empezar así, a resquebrajar la cultura y las leyes peruanas a favor de la vida. Decimos, supuestamente, porque han pasado muchos meses y no se ha llegado a efectuar tal decisión.
¿Queremos los peruanos subirnos a la macabra ola de una “sociedad global” que se fagocita a sí misma sacrificando la vida de los más débiles? No nos vendamos por un plato de lentejas.
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