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Fabiola Morales / Educación ética y política


Se ha hecho frecuente afirmar -y es en parte verdad- que las autoridades del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo -en sus tres formas de gobierno: nacional, regional y local- no tienen la suficiente formación para asumir cargos de tanta responsabilidad, como son los de representar, legislar, fiscalizar y gestionar el Presupuesto Público que es el dinero de todos los peruanos.


Hay algunas instituciones educativas que tienen maestrías y doctorados, sobre gestión pública; pero no todos los estudiantes tienen vocación para la “real politik” y, a lo mucho, se convierten en teóricos asesores, comentaristas o politólogos, muy buenos profesionales que cobran muy buenos honorarios; pero la política, lo advirtió Aristóteles, no es el estudio de los “estados ideales”. En política, como en la empresa, lo importante es la acción. El “PODER DE DECISIÓN” solo es propio de quien está investido de autoridad y, por el cual, debe responder a los ciudadanos y a la justicia, según fueran las mismas.


Es, por tanto, responsabilidad de los partidos políticos -supervisados por los correspondientes organismos- invertir en Escuelas de Formación Ética y Política, al más alto nivel y con el compromiso de que todos aquellos que deseen postular a un cargo público de elección popular ostenten un “certificado” de haber aprobado una carga académica determinada. En la actualidad, existe presupuesto para esta tarea, por tanto, no hay excusa para que las instituciones políticas formen a su militancia y a sus simpatizantes.


Los partidos políticos en el Perú no se reponen todavía del duro golpe que sufrieron durante una época en que la prioridad era la lucha contra el terrorismo y la hiperinflación de un gobierno que, sin duda, fue autoritario y autocrático. Pocos fueron los partidos que, mal que bien, sobrevivieron a esta emboscada contra la democracia que trajo, como consecuencia, los partidos que aparecen en campaña y desaparecen, después, los partidos “vientres de alquiler” y la aceptación del “transfuguismo” como una forma común de acceder, a unas candidaturas para “probar suerte”.


Por tanto, es necesario y urgente la institucionalización de los partidos políticos mediante diversas herramientas que, a su vez, van a servir de filtro para que en la actividad política no se cuelen quienes la consideran un trampolín para abusar del poder y beneficiarse ellos y sus familiares. Según Aristóteles, “la ciencia política dedica la mayor parte de sus esfuerzos a formar a sus ciudadanos para que sean de buen carácter y capaces de realizar actos nobles.” Esto es: para que sean capaces de tomar buenas decisiones que favorezcan el bien común.


Este es el reto que hemos asumido con Rafael López-Aliaga en el Partido Renovación Popular. Como secretaria general nacional y directora de la Escuela Internacional de Formación de Líderes Políticos, en la modalidad virtual asíncrona, ofreciendo asignaturas desde Filosofía Política, Antropología, Ética Política, Doctrina Social Cristiana, hasta Liderazgo, Estrategias de Comunicación, Manejo de Medios, pasando por las políticas de Estado en los distintos niveles de gobierno, y muchas más, combinando la formación ética de la persona del político, con la capacitación para la acción política y el ejercicio de la autoridad.


Siguiendo a Aristóteles: “La política es el arte maestro, porque incluye a muchos otros y su propósito es el bien del hombre y de la nación”. Agradecemos a los especialistas que colaboran con nosotros. Es necesario comprender que la docencia seria para la decisión y acción política es una de las formas más fructíferas de colocar los cimientos de una democracia madura para el Perú.


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