Voto de confianza y delegación de facultades
El gobierno acaba de recibir el “Voto de Confianza” por parte de la representación nacional con 68 votos a favor y 56 en contra, un resultado que es producto de decisiones previstas, por parte de las bancadas de Acción Popular -con un ministro y una embajada importante, hasta donde se sabe- y de Alianza para el Progreso; y de otra decisión imprevista, de parte de la bancada del partido de gobierno, Perú Libre.
Los votos de AP, en este caso, fueron disciplinados, todos a favor de la confianza del gabinete que coordina Mirtha Vásquez, a excepción de la presidenta del Congreso que, como es costumbre, sólo dirime si hay empate. La misma tendencia siguió APP, con las excepciones de siempre: Echaiz y Chiabra.
La sorpresa -aunque anunciada, pero poco creíble- la dieron los de PL, el grupo parlamentario del Gobierno que, prácticamente, se partió en dos: 19 a favor y 16 en contra, para recordarle al presidente José Pedro Castillo que los llamados “cerronistas”, a diferencia de los “maestros”, estaban contentos con el extremista Guido Bellido en la PCM, pero no con los cambios hechos “a favor de los caviares” -como afirman- a quienes ven como “infiltrados” y de derecha política.
Esta posición del ala más radical de la bancada de PL ha sido una advertencia al Gobierno -aunque bien calculada- porque sabían que los votos para la confianza ya se tenían; por tanto, conocían que no peligraba el nuevo gabinete, donde todavía tienen varios representantes, como es el caso del ministro de Educación, Carlos Gallardo, recientemente cuestionado por la supuesta asesoría que le brinda su hija en la cartera.
Este resultado diseña un nuevo mapa político en el Congreso, sin duda; sin el apoyo cerrado de su partido, a partir de ahora, el Gobierno va a jugar a acercarse más a determinados miembros de bancadas que fueron elegidas como su oposición, a fin de que lo acompañen en solicitudes tan importantes como la “Delegación de Facultades” que solicitará en las múltiples áreas el ministro de Economía; así como la aprobación de las leyes de Presupuesto, Endeudamiento Público y Equilibrio Fiscal que están ad portas y que este año vienen con sustanciales aumentos.
Delegar facultades del Congreso al Gobierno en materias tributarias, financieras y de inversión es sumamente peligroso, sobre todo porque, en los primeros 100 días, el Ejecutivo ha mostrado que no tiene objetivos claros y menos en el aspecto económico; no ha sabido más que dar marchas y contramarchas que son un verdadero tormento para los ciudadanos que ven subir los productos y servicios básicos, como consecuencia de la depreciación de la moneda, a pesar de las continuas y altas intervenciones del Banco Central, con cargo al tesoro público.
A lo cual se suma la falta de trabajo y de inversión, porque los agentes nacionales e internacionales que, hasta hace poco consideraban al Perú como un modelo de América Latina, ahora, nos bajan cada vez más los índices de confiabilidad, a causa del inestable entorno político que estamos viviendo.
Ojalá que la PCM Vásquez y todos los ministros, una vez obtenida la confianza, se dediquen a administrar el país como se debe, más que a sumar votos para conseguir que el Congreso les delegue facultades y que el presidente Castillo Terrones se ocupe de gobernar; empezando por filtrar un gabinete que tiene todavía muchos ministros que parecen pintados y otros, como el de Energía y Minas, que pareciera estar en contra de su propio sector, por citar algunos.
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