La Universidad de Piura, mi alma máter, donde también trabajé por más de 26 años, tuvo la gentileza de invitarme a un conversatorio donde tratamos la teoría de la Fijación de la AGENDA que manejan los medios y la dirigen a sus públicos; así como del compromiso de los profesionales de la comunicación, para que ésta responda a las reales necesidades de los ciudadanos y no a los intereses del poder.
Nos sirvió como motivación parte de la exitosa serie norteamericana “House of Cards” que trata, en gran parte, de las relaciones entre el poder político y los medios de comunicación en una democracia. La historia que desarrollamos, en concreto, tiene como protagonistas a dos personajes: un maduro congresista demócrata, ávido de obtener poder a cualquier precio, y una joven periodista, ansiosa por hacerse notar y conseguir la fama de las grandes reporteras, en corto plazo.
Ella necesitaba noticias exclusivas y de impacto, él necesitaba manipular la opinión del Capitolio y al mismo Presidente de los Estados Unidos, a través de un medio importante que recogiera y pudiera hacer “rebotar” determinados contenidos “noticiosos” a gran escala, para obtener más influencia y poder político. El político requería con urgencia que se filtrara el borrador del proyecto de ley de la Reforma Educativa que otro parlamentario había trabajado sin éxito 25 años, para desacreditarlo y elaborar su propio proyecto.
La joven periodista buscó al congresista en su loca carrera por ascender rápidamente y éste se da cuenta que podría ser la persona que justamente requería para sus fines. Le entrega el borrador de la Reforma, después de obtenerla con engaños, y la periodista llega con ese “tesoro informativo” no sólo en bruto, sino ya trabajado para las distintas plataformas multimedia de su empresa; su jefe directo duda de su autenticidad, pero ella recurre al director, quien comprueba su valor y difunde el contenido al día siguiente.
El congresista, feliz, celebra que el Presidente le encargase hacer un nuevo PL de Reforma Educativa y que, además, lo anunciara como la prioridad de su gobierno, en su discurso inaugural; mientras la joven periodista disfruta de su ascenso. La estrategia ha funcionado y el siguiente objetivo del congresista tiene el camino despejado para conseguirlo con facilidad: desea desprestigiar al secretario de Estado y logra obtener una publicación estudiantil donde este había sido responsable de un artículo que expresaba una opinión antisemita resumida en una sola frase.
La periodista recibe la publicación y la procesa, también, para las plataformas multimedia y el resultado es, lógicamente, el enojo de la opinión pública y política influyente, que acaba en la caída del secretario de Estado y la colocación de una amiga del congresista. Otro triunfo del que disfrutan ambos, la periodista que se convierte en una estrella, requerida hasta en las cadenas de TV, y el congresista que sube varios peldaños en el poder.
Más allá de la historia, lo más importante del foro era analizar: ¿Quién tiene la iniciativa de la AGENDA en los medios? ¿Quién decide aquello que se publica y por qué? ¿Se piensa realmente en los intereses del público?
La historia del zorrito urbano “Run-Run” ha saltado a la AGENDA mediática en esta semana, una bocanada de aire fresco en medio de la crisis; pero no se puede exagerar dejando de lado la gravedad de la supuesta conducta del Presidente de la República, en lo que se refiere al ascenso anticonstitucional de altos mandos de instituciones armadas, de acuerdo a las afirmaciones de altos mandos.
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