Este 10 de diciembre se recuerdan los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de la ONU que se celebró en París en 1948.
La Comisión de DDHH estaba integrada por representantes de 18 miembros, y presidida por Eleanor Roosevelt, quien fue reconocida como una de sus más entusiastas impulsoras.
La Declaración consta de 30 artículos y se basa en el “ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse” a vivir, mediante la educación y la enseñanza, el “respeto a los derechos y las libertades de las personas”.
Pero, actualmente, algunos de estos principios, son mal interpretados por los directivos de los organismos internacionales y existe una velada presión para que los Estados elaboren sus políticas públicas, de acuerdo a una Agenda que no es fiel a su espíritu que se basa en el “reconocimiento de la dignidad de todas las personas.”
Los actuales burócratas se han politizado de tal manera que ven la paja en el comportamiento de algunos países, pero se tragan la viga de gobiernos que benefician a sus ideologías y regímenes, mientras abusan y cortan la libertad de quienes se les oponen, obligando a sus pueblos a vivir en la zozobra, la pobreza y la desesperanza; tantas veces aliándose con la corrupción y el narcoterrorismo.
En su artículo tercero, la Declaración afirma que “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”; sin embargo, es claro el esfuerzo de estos organismos para que –a través de los gobiernos, ministerios clave como son los de la Mujer, Salud, Educación o Poblaciones Vulnerables, con ayuda de las ONG sustentadas por ellos mismo– se implementen políticas a favor del aborto y la eutanasia, por ejemplo.
En el Perú vivimos el abuso de la figura jurídica del “aborto terapéutico” recomendado en situaciones de grave peligro de muerte de la madre; pero que, con el consentimiento del gobierno, se está practicando en adolescentes, como en el llamado Caso Mila que tristemente confiesan la violación constante de familiares cercanos –por tanto, a vista y paciencia de quienes las tenían que proteger– producto de lo cual, engendran un niño y que, por toda solución, se recurre a cegar la vida del “concebido”, prácticas por las que el Ministro de Salud, César Vásquez, no ha sido interpelado.
Asimismo, hay un claro direccionamiento de esta Agenda que ignorando la citada Declaración se salta el artículo 12, donde se lee que “Nadie será objeto de injerencias en su vida privada y su familia”; así como también el punto 3 del artículo 25: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
Los últimos gobiernos, a través del Ministerio de Educación y otros, son agresivos, sin embargo, en la imposición de la Ideología de Género, debilitando el derecho de las familias e imponiendo la “dictadura del Estado” hasta en el erróneo uso del idioma español con el ridículo “todos, todas y todes”.
Respondiendo a la invitación de la Red Política por los Valores, asistiremos a la V Cumbre denominada “Uniendo culturas por la vida, la familia y las libertades fundamentales”, en el marco de la celebración de los 75 años de la Declaración Universal de los DDHH que se realizará en la ONU, para exponer sobre la batalla cultural que llevamos a cabo desde el Perú por sus verdaderos objetivos.
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