Lima, la ciudad de los reyes, se acerca a sus 500 años de fundación española por el entonces gobernador del Perú, Francisco Pizarro, con una población cosmopolita que sobrepasa los 10 millones de habitantes (10 millones 292 mil); es decir, la tercera parte de peruanos, vive en la capital y, el 12.3% de éstos, viven en San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado.
Reubicada desde su primer asentamiento en Jauja, la capital del virreinato del Perú –donde se gobernaba gran parte de América del Sur– ha sido testigo de lo los grandes acontecimientos históricos ocurridos en sus casi 300 años de gobierno español, hasta los 200 años de gobierno republicano. La vocación centralista peruana, la ha convertido en el ombligo del país; porque, a diferencia de otros estados, el nuestro no ha sido capaz de desarrollar las regiones.
Lima, por tanto, sufre las consecuencias de un crecimiento desigual del territorio, donde las oportunidades de progreso económico y social, se concentran en una capital con 43 distritos, varios de ellos tugurizados, con construcciones informales y donde el comercio informal ha crecido exponencialmente; porque es la manera más fácil y cortoplacista de obtener un trabajo para el sustento diario.
Las olas de migración en Lima se han producido por la pobreza y falta de oportunidades de las regiones de origen, así como por la violencia terrorista, en una época; tanto el desplazamiento de connacionales como de extranjeros, han tenido el mismo origen a lo largo de su historia, pero más aún en las décadas recientes con los ciudadanos procedentes de Venezuela que llegan al millón de personas. Su continuo crecimiento la convierten en una ciudad convulsa.
Pero, la población migrante que se concentró en los “conos” de la capital, ha demostrado que con esfuerzo y trabajo se sale adelante. Su capacidad de gasto, fue descubierta por la inversión chilena que apostó por abrir grandes centros comerciales en esos lugares, logrando cambiar el rostro de varios distritos. Una realidad que recogió bien Rolando Arellano en su libro “Ciudad de los Reyes, los Chávez, los Quispe…”
Desarrollada en los territorios de los ríos Rímac, Chillón y Lurín, la región es cuna de Caral, considerada la ciudad más antigua de América y una de las 5 cunas de la civilización mundial. También posee el mayor centro ceremonial de la antigüedad: Pachacamac. Y, el cerro San Cristóbal es el apu al que Taulichusco, el último cacique y sus predecesores, rendían culto.
Lima es también la ciudad moderna que atrae el turismo por la belleza de su centro histórico, patrimonio de la humanidad; su situación geográfica a orillas del mar; su variada y rica gastronomía donde se mezclan los sabores de todo el Perú. Ubicada en la costa oeste de América del Sur es un importante centro de conexión, uno de los 50 hubs aéreos más importantes del mundo.
Con motivo de su 489 aniversario, la Municipalidad de Lima, ha anunciado su postulación para albergar nuevamente los Juegos Olímpicos Panamericanos y se ha lanzado la marca “Lima: ciudad de los reyes” con la finalidad de potenciar las inversiones y el turismo en el centro histórico y promover las características icónicas más significativos de su cultura, una iniciativa respaldada por la Ley 31980 que crea un régimen especial tributario, a fin de facilitar a los inversionistas el rescate de las viviendas virreinales y republicanas en mal estado para posicionar el centro histórico de la capital, a la par de otros de valor mundial.
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