La Reforma del Sistema de Pensiones es uno de los temas que se han traído a colación en el Congreso de la República, con la acostumbrada irresponsabilidad de esta Representación que fue convocada por el expresidente Vizcarra y que, irónicamente, terminó por vacarlo; pero esto sería lo de menos, sino fuera porque las decisiones del Parlamento, cada vez más populistas, están amenazando la estabilidad, no sólo política, sino también económica y social del país.
Nos referimos al denominado proyecto de “Ley Marco de la Creación del Sistema Integrado Universal de Pensiones” que, la Comisión Especial, presidida por un miembro de Alianza para el Progreso, ha puesto sobre el tapete, con la finalidad de convertir el Sistema Privado, en un Sistema Estatal; sin tomar en cuenta el vía crucis que, la mala gestión de la Oficina de Normalización Previsional (ONP), obliga a vivir a los jubilados -en su mayoría de la Ley 19990- para conseguir, tarde o nunca, una pensión paupérrima de jubilación, como fruto del trabajo de toda la vida.
El citado proyecto, propone crear un “Organismo Público de Pensiones” que sería el que recibiría los aportes de todos los peruanos asegurados y donde se trasladarían, incluso, los fondos que gestiona actualmente el Sistema Privado de Pensiones (AFP); lo cual significa un retroceso de corte “velasquista” que entregaría la administración de los fondos a burócratas estatales contaminados, muchos de ellos, con un modo de trabajo lento, caótico y hasta politizado.
Los congresistas que, por otra parte, reclaman que los afiliados a la ONP, puedan sacar parte de sus fondos para paliar la emergencia sanitaria, como lo hicieron los afiliados a las AFP, saben que este fondo de jubilación estatal está quebrado y ese es el principal motivo por el cual esta propuesta populista no ha podido avanzar. Los fondos de la ONP sólo subsisten con los aportes del Ministerio de Economía y Finanzas, pero no por una sana administración.
Asimismo, es absurdo querer obligar a quienes son afiliados a las AFP a pertenecer a este organismo estatal de pensiones, ya que ahora tienen libertad para escoger, entre un fondo estatal o uno privado. Esta es una muestra de cómo algunas bancadas del Congreso pretenden convertir al Estado en un dinosaurio todavía más grande y pesado de lo que ya es, sin pensar en las reales necesidades de los ciudadanos.
El proyecto que propone el Sistema Universal Integrado de Pensiones, se refiere también a la creación de un “Fondo de Riesgo Compartido”, es decir, una bolsa común donde una parte de los aportes de los afiliados sería redistribuida para garantizar pensiones mínimas, directamente administradas por el Estado, de esta manera los aportantes perderían parte del 100% de la propiedad de sus fondos.
El Sistema de Pensiones debe ser reestructurado y los fondos de las pensiones deben ser invertidos en proyectos grandes y prósperos, 100% en el Perú, de tal manera que se produzca un círculo virtuoso. Sin olvidar que quienes gestionen las pensiones deben ser responsables de sus malas prácticas y de sus equivocaciones en las decisiones que tomen y resulten desfavorables para sus clientes, es decir, para los jubilados.
El desbalance poblacional impacta el aporte de la Población Económicamente Activa al desarrollo del país, la disminución de los nacimientos es una variable que los legisladores y tomadores de decisiones no han tenido en cuenta, pero es vital. No basta con gestionar las pensiones con competitividad, creatividad y honradez; sino con mayor realismo. Una población que decrece no puede esperar un buen futuro otoñal.
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