Si bien, en el Perú, la pandemia del nuevo coronavirus nos ha sorprendido, de la noche a la mañana, hemos tenido una buena capacidad de reacción como ciudadanos y estado, para que la educación básica, así como la superior que recién habían arrancado un nuevo año, no tuvieran que parar en seco y esperar un mes o más, para reiniciar las clases.
Aunque la realidad de los docentes es distinta; porque unos están más capacitados que otros, los centros educativos y las universidades han hecho el esfuerzo de ofrecer una actualización tecnológica veloz; mientras otros, con más visión y recursos, ya la habían previsto desde hace varios años atrás.
En lo que se refiere a los estudiantes de todos los niveles educativos, la gran mayoría familiarizados con el uso de la internet, se han adaptado con bastante sencillez a un sistema “on line” de aprendizaje que, si bien ahora tiene que ser no presencial, podría probarse después, con un sistema mixto “blended learning”; lo cual, traería una serie de ventajas, siempre que en el país se apueste por las nuevas autopistas de la comunicación.
Las herramientas que ofrece la industria de la comunicación “on line” son cada vez mejores, “adobe conect” –por ejemplo- o “zoom”, tan usadas para clases, conferencias y entrevistas en línea; por eso, se ha puesto de moda los “webinars”, es decir, la difusión de conferencias, foros, seminario y talleres en red, con imágenes y sonido, cada vez mejores, en los distintos tipos de pantallas.
En momentos de crisis como éstos, nos damos cuenta que es posible acercarnos a las metas que por muchos años nos parecieron inalcanzables. Fue en los primero años de este siglo XXI, cuando un gobierno tuvo la buena intención de entregar a los escolares de los lugares más remotos, computadoras a bajo precio y, en cierta medida, lo hizo.
Sin embargo, se olvidó que de nada sirve dotar de automóviles a quienes no tienen caminos ni carreteras. La falta de servicios básicos como la electricidad, en parte de la mismo Lima y el país, hicieron fracasar este proyecto educativo con el uso de computadoras; pero más todavía lo afectó, la falta de redes potentes de Internet en los lugares necesarios que, debieran ser financiadas con el Presupuesto del Ministerio de Educación y el de los gobiernos regionales y locales. Los padres de familia, ahora en casa, por la cuarentena, también han tenido que poner su granito de arena en este nuevo modo de educación en línea, siguiendo a los niños y adolescentes en sus estudios; pero también apreciando el duro trabajo del docente, tanto para ofrecer conocimientos, como educación a sus hijos. Si a jornadas educativas semi presenciales, se suma el teletrabajo, los beneficios que se obtendrán no serán pocos: los padres tendrían jornadas más largas con sus hijos, podrían participar más de sus éxitos y fracasos en sus estudios, tendrían una relación mucho más estrecha y responsable en la formación de sus hijos, ahorrarían en “movilidad”, uniformes –si fuera el caso- y los centros educativos no necesitarían construcciones tan amplias y sofisticadas. La educación superior post universitaria tiene más experiencia en ofrecer maestrías “on line” y “blended learning”, desde distintos países del mundo. De esta manera, quienes se interesan por estos estudios pueden seguir trabajando y, además, mantenerse en sus lugares de origen con su familia. Muchos son los escenarios que se nos plantean después de esta crisis sanitaria, el educativo es uno de los más apasionantes.
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