(Artículo publicado previamente en Expreso)
Esta semana hemos conocido la noticia de que la empresa privada ha donado 237 ventiladores mecánicos al Sistema de Salud peruano, para ayudar a que más infectados del Covid-19 en situación crítica, superen su estado; de los cuales 137 son de origen chino y los demás fabricados por la Marina de Guerra del Perú.
Aunque estamos a más de 70 días de la “cuarentena” y tenemos más de 6 mil fallecidos a causa del nuevo coronavirus, esta donación proveniente de los 22 gremios que conforman la Confiep no llega tarde, puesto que las víctimas van en aumento; justamente por “falta de oxígeno y ventiladores”, como afirma el Dr. Ronald Gallo, Jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Cayetano Heredia de Piura, quien promueve la campaña “Oxigenemos Piura” de las Parroquias Nuestra Señora del Rosario y Santa Rosa.
El sector privado, compuesto no sólo por las organizaciones empresariales; sino también por las organizaciones de la sociedad civil, debieran conocer la experiencia de Guayaquil, Ecuador, donde la pandemia pegó con fuerza los primeros meses; pero que fue controlada con la ayuda del “Comité Especial de Emergencia de Coronavirus” compuesta por representantes de éstos sectores y presidido por María Gloria Alarcón, primera Presidenta de la Cámara de Comercio de Guayaquil.
En 24 horas este Comité, conformado por empresarios e instituciones de la sociedad civil, ya había reunido un millón de dólares y en pocos días, tenía un fideicomiso de dos millones de dólares; conforme lo relata Antonio Mabres, ex rector de la Universidad de Piura, situada en la capital de la región del mismo nombre, cercana a Guayaquil y quien participó en una conferencia con la citada Presidenta.
Inmediatamente después, arrancaron con acciones coordinadas con los médicos, personal sanitario y laboratorios; para paliar la escasez de medicinas, pruebas rápidas y moleculares. Al principio, trataron de importar lo necesario movilizando a proveedores de distintos países, a través de sus relaciones comerciales con sus pares en el mundo; sin embargo, medicinas como la hidroxicloriquina y la azitromicina, no pudieron conseguirlas, es por eso que, sin pararse en las dificultades, lograron importar la materia prima necesaria para su fabricación y las compañías farmacéuticas de Guayaquil y Quito, pudieron así, elaborar estos medicamentos tan necesarios para paliar el Covid-19.
Las empresas, el Cuerpo de Bomberos, la Cruz Roja, la Iglesia Católica y otras instituciones, pusieron a su personal a trabajar con todos sus conocimientos y experiencia, para asegurar la logística del reparto de alimentos con sus propios camiones, levantaron hospitales temporales, trabajaron en las postas médicas y en los coliseos. Después ayudaron con la dotación de pruebas, camas y oxígeno coordinando también con los municipios. Las empresas encuestadoras, les ayudaron a mantenerlos al día con las debidas proyecciones para asegurarse su avance.
Un Comité Especial de Emergencia, liderado por el sector privado, es también necesario en el país; porque toda ayuda es poca ahora que se trata de controlar a la pandemia para que en la economía empiece a caminar. Son situaciones en las que, con toda claridad, hay que saltar los obstáculos de la burocracia estatal o del afán de protagonismo de los gobiernos populistas, para servir al bien común.
El bien común, es el bien de todos, sin excluir a nadie y es por eso que todos debemos poner el hombro. El Perú, no es de los gobernantes de turno, sino de todos los que amamos nuestra Patria y nos quedamos aquí en las buenas y en las malas.
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