La Defensa Nacional es el bien público por excelencia. Para responder a la pregunta relativa a cómo una sociedad invierte, a través del Estado, en su defensa, lo mejor es observar cuánto del PIB se destina a ese fin.
Culminada la Segunda Guerra Mundial, las elecciones en Suecia dieron el triunfo al socialdemócrata Tage Erlander, quien fue primer ministro por casi dos décadas. En 1964 con motivo de cumplirse 150 años de la última guerra que realizaron, invadieron Noruega (1854), promovieron la creación de un centro de investigación para la paz, naciendo el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, conocido por sus siglas en inglés como SIPRI.
La data ofrecida por ellos muestra que el Perú entre 1960 y el 2020 tuvo picos de inversión en Defensa durante algunos años en el cada vez más lejano S.XX: Belaunde 4,7% (1967), Velasco 5,2% (1975), Morales-Bermúdez 8,2% (1977), y Belaunde 5,1% (1982); aunque la tendencia entre 1960 a 1990 fue a la baja. Esto se hizo notorio con el gobierno aprista de García, pasando de casi 4% a 2%; si agregamos la contracción del PIB por mala gestión económica, los ataques terroristas a la infraestructura productiva, la inflación por efectos de emitir dinero sin respaldo (“maquinita”), y la devaluación monetaria, el monto real era exiguo. Es decir que, para 1990, la inversión en Defensa estaba lejos de poder afrontar la agenda de seguridad externa e interna del país, ni que decir de dotar al país con una importante variable de peso estratégico en la comunidad internacional[2].
Alberto Fujimori, durante su primer quinquenio de gobierno, incrementó la inversión en Defensa a promedio de 2,4%; si agregamos la continua mejora del PIB, control de inflación, saneamiento fiscal, y paulatina disminución de los ataques terroristas a infraestructura productiva, el monto real paso a ser interesante.
La mayor amenaza a la sociedad peruana provenía de las acciones terroristas de Sendero Luminoso y del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. El dinero público destinado a Defensa fue principalmente orientado a hacer viables tanto las labores de inteligencia como las operacionales (equipamiento del personal, bases militares en zonas de combates, apoyo a población, etc.). La política de Estado implementada por el gobierno de Fujimori se materializo en éxitos, destacando la capturando de los dirigentes de las señaladas agrupaciones delincuenciales, combatiendo las Fuerzas Armadas a sus unidades militares, desarticulando las redes de apoyo que habían creado, liberando población cautiva que padecía un régimen de campos de concentración (p.ej. ashánincas), organizando comunidades y ronderos en comités de autodefensa. En resumen, se logró expandir la sensación de seguridad entre los peruanos.
Hay que recordar otra variable, la guerra internacional. El enfrentamiento con Ecuador (1992). Esto incidió en elevar, por unos años, la inversión a 2,6%. Este halagüeño recuento, se vio ensombrecido por una cadena de actos ilícitos cometidos por funcionarios del gobierno: en compras para la defensa aérea, diarios y revistas especializadas como Clarín, Miami Herald, o Defensa, evidenciaron corrupción, lo cual llevo a condenar a Elesván Bello, entre otros; similar situación ocurrió con los responsables de Inteligencia como Salazar Monroe, etc.
El segundo quinquenio fujimorista mostró tendencia a disminuir porcentaje del PIB dedicado a Defensa, con promedio de 2,2%, cerrado en 1,9%. Esto en relación a que la amenaza terrorista había sido contenida, la firma del tratado con Ecuador puso fin al clima bélico entre nuestras sociedades. Cabe cuestionar por qué no mantener el promedio de inversión con la finalidad de modernizar la Defensa Nacional.
Culminemos con un vistazo a nuestro S. XXI. Investigadores de la Universidad del Pacífico, Juan Mendoza y William Calderón, en su libro Gasto Militar (2016), observando como del 2000 en adelante se destinó del 1,5% al 1,3%, afirmaron que al parecer la sociedad peruana había realizado un acuerdo tácito de desarme unilateral[3]. Un pacto sobre el cual ninguno de los ciudadanos del Perú ha sido consultado. Juntando las cifras de Mendoza-Calderón y las de SIPRI vemos que la reducción siguió al 1,2% aplicado durante el gobierno izquierdista de Castillo. Así, mientras los países vecinos incrementan su inversión en Defensa, nuestro Estado la ha disminuido constantemente, lo cual creo se debe a la acción de políticos absolutamente desconocedores, es decir ignorantes, de los intereses nacionales y de la variable Defensa Nacional en nuestra seguridad, desarrollo y proyección como sociedad, aunque esto lo analizaremos más adelante.
[1] Versión reducida del presente artículo ha sido publicada en diario Correo, edición del sábado 21 de setiembre del presente, ver: https://twitter.com/moraleserroch https://diariocorreo.pe/opinion/defensa-1990-2000-columna-de-ernesto-gabriel-morales-erroch-noticia/ https://x.com/diariocorreo/status/1837469124160618821
[2] Los invito a revisar el cuadro interactivo en el siguiente enlace https://datos.bancomundial.org/indicator/MS.MIL.XPND.GD.ZS?locations=PE
[3] Mendoza, Juan y Calderón, William (2016). Gasto Militar en el Perú 1900 – 2015. Universidad del Pacífico.
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