Los nombres de los tránsfugas
A la última persona que se refirió Montesinos en su declaración ante el Congreso, fue a la congresista del Partido Aprista Peruano por la región Piura, RUBY RODRÍGUEZ DE AGUILAR, amiga cercana de un colaborador del gobierno y asesor de Montesinos: David Mejía Galindo. Este llevó a Ruby Rodríguez junto con su esposo, José Aguilar Santisteban, quien también había sido parlamentario por el Partido Aprista años antes y alcalde de Piura. No solo fue la última que mencionó entre las reclutadas, sino que, según detalló, la tarea para convencerla demoró tres semanas.
Se refirió a ella y a su esposo, que la acompañaba y asesoraba, como personas difíciles que hicieron resistencia; pero al final terminaron cediendo y recibieron cincuenta mil dólares. Idéntica versión de lo resistentes que fueron a recibir los cincuenta mil dólares brindó en su declaración instructiva ante el juez Peña Farfán. A esa versión se sumaron la de Matilde Pinchi Pinchi y Pedro Huerta Caballero quien incluso llegó a afirmar que el propio Montesinos le contó que a Ruby Rodríguez le entregó dinero para convencerla y la hizo firmar un recibo.
La hasta entonces militante aprista fue un hueso duro de roer y no era para menos. Era poco común que un militante del partido aprista, no solo se saliera de las filas de ese partido, sino que lo hiciera para enrolarse en las de un partido opositor. El APRA había tenido una disciplina férrea desde que fuera fundado en los años veinte del siglo pasado; y si a esa “disciplina” le añadimos una cierta convicción doctrinaria, era mucho más difícil que Ruby en el caso de que cumpliera con esa segunda condición, terminara en las filas del fujimorismo.
Fueron, por ello, tres semanas de brega, de las que habla Montesinos, para convencerla; y claro, la cifra debió ser más abultada. Aquí, como en otros casos, la influencia política en el Poder Judicial, jugó un papel importante. No solo ella sino también su esposo, tenían causas penales originadas en su paso por la municipalidad de Piura.
Se seguía contra él, un proceso ante la Sala Penal de la Corte Suprema de la República, a la cual Montesinos tenía a su entera disposición. Y ¡oh sorpresa, esa sala anuló el 16 de agosto del 2000, la sentencia mediante la cual la corte de Piura lo había condenado por los delitos de concusión y peculado! El expediente que tenía el número 342-2000 fue enviado a otro juez que actuó, obviamente, con benevolencia.
Para quien tenga duda del poder que ejercía el gobierno de Fujimori sobre los poderes del Estado, mencionaremos que el 14 de junio del año 2000, el entonces presidente del Jurado Nacional de Elecciones —el vocal supremo Alipio Montes de Oca— anunció que exigiría al congreso que se tramitara el levantamiento de la inmunidad de los congresistas favorecidos ilegalmente con la digitación de los votos preferenciales; entre ellos y junto con : Ruby Rodríguez, Edilberto Canales, Víctor Becerril y Guiomar Seijas. Estos últimos del partido Perú 2000.
Pues no se hizo tal pedido y, al final, una Comisión investigadora del Congreso el 5 de julio del año 2000 los exculpó. Pero allí no terminó, pues se denunció a los digitadores, a los encargados del centro de cómputo y al jefe de Informática de la Oficina Nacional de Procesos Electorales. Es decir, todos estos funcionarios habían hecho trampa para que salieran elegidos los congresistas mencionados ¡porque les había nacido de los forros o por caerles simpáticos! Irónicamente, los congresistas favorecidos con el recuento ilegal de votos a su favor, no habían tenido participación alguna y ni siquiera se habían enterado que los trabajadores de la ONPE habían trampeado para que ellos salieran electos.
Ella y su esposo el ex alcalde y ex parlamentario aprista José Aguilar Santisteban continuaron, después del mal rato pasado con Montesinos, haciendo actividad política. Incluso Doña Ruby, fue elegida el año 2010, ya viuda, por el partido Obras más Obras alcaldesa de Piura, acabando su gestión a trompicones al haber renunciado antes del vencimiento de su mandato para postular a la reelección. En la que no solo no salió reelecta sino que fue vencida abrumadoramente por su rival.
De su paso por la alcaldía de Piura quedó una estela de cuestionamientos. Incluso fue procesada por un sin número de delitos; entre ellos, el de colusión al haberse puesto de acuerdo con unos contratistas a fin de favorecerlos en obras de su provincia. Por ello, el año 2018 la Fiscalía Especializada en delitos de Corrupción de funcionarios pidió para ella treinta años de prisión. Según el fiscal encargado Wilson Aliaga, la investigación en la que se encontró responsabilidad a Ruby Rodríguez, viuda de Aguilar, tenía un total de 42 involucrados entre los que también se encontraban parientes de ella a quienes pedía se les condenara a penas entre cinco y quince años de prisión. A fines del año 2018 se formuló la acusación contra ella y no sabemos en qué ha terminado el proceso, si es que ha concluido.
Hasta aquí, ya eran once los congresistas captados por Montesinos. Le bastaba con ellos para lograr mayoría en el Congreso. Sin embargo, su vanidad y el afán de tener aún más influencia en Fujimori y por supuesto los recursos que nunca parecían acabarse, lo llevó a continuar con el “Plan de Reclutamiento”.
Hay la versión, como ya referimos, de alguno de los congresistas que se reunían con Montesinos, que éste había confesado que su anhelo era tener su propia célula parlamentaria y con un número de congresistas mayor a la agrupación del propio gobierno. Así, tendría más poder que Absalón Vásquez Villanueva quien ejercía gran influencia sobre buen número de congresistas fujimoristas. Vlady debe haberle confiado en la intimidad a alguna de sus numerosas amantes mientras sacaba cuentas, ese sueño que se estaba haciendo realidad.
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