El 2020 es un año trascendental para Argentina, donde el Partido Justicialista retornó al poder para encontrar cifras peores a las que dejó y adoptar medidas diferentes a las que siempre consideró.
Por un lado, Argentina enfrenta un consumo e inversión decrecientes, desempleo mayor a 10% y pobreza mayor a 30%; déficit fiscal cercano a 5% del PBI y deuda mayor a 75% del PBI; y además de una elevada inflación y recesión (tercera y sétima en el mundo en 2019, respectivamente).
Por tanto, se requiere reordenar la economía para luego recuperar el crecimiento, pero previamente hacer un ajuste y quizá profundizar la caída. Y todo esto en un 2020 con obligaciones con los prestamistas y bonistas que superan el 9% del PBI y con temor de que se presente otro default financiero.
Historia de los defaults financieros en Argentina
Según Miguel Ángel Boggiano en su carta Financiera de esta semana, se ha tenido default financiero en 1827 (por deudas que financiaron la guerra de independencia); en 1890 (por deudas que financiaron los ferrocarriles y la modernización de Buenos Aires); en 1982 (por deudas contraídas ante la abundancia de petrodólares); en 2002 (por deudas nuevas luego de la reducción con el Plan Brady); y en 2019 (ante la iliquidez, después de las elecciones primarias, se demora unilateralmente el pago y aún no se resuelve el problema).
Además, hubo otras crisis financieras en 1915 y en 1930 (de impacto provincial); en 1956 (resuelta con el Club de París); y en 1989 (deuda interna acumulada).
Lecciones de los defaults financieros de Argentina
Los gobernantes han gastado más de lo recomendable. Para financiar esta política, el Sector Público ha extraído los excedentes del Sector Privado, lo cual ha retraído su consumo y retrasado su inversión, generando a su vez problemas de desempleo y demanda que luego complicaron el crecimiento económico.
Asimismo, se recurrió a contraer deuda con entidades financieras e inversionistas para financiar el accionar del Estado. Esta deuda luego debió atenderse (intereses y capital), y obligó a recortar el gasto del Estado en otros rubros e incluso a emitir moneda y generar inflación.
La situación argentina demorará en superarse, lo que reducirá el crecimiento regional en 2020 (igual a Brasil, México, Ecuador, Venezuela y Chile), y afectará a la región porque Argentina es principal socio comercial de varios países.
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