El 17 de noviembre se presentó el primer caso de COVID-19, pero recién se anunció al mundo el 30 de diciembre. Y, tras casi 4 meses, tenemos ya 150,000 casos en el mundo, con más de 5,000 fallecidos. Acá, se puede resaltar el primer error de los gobiernos: Subestimar el virus que se convirtió en pandemia.
China superó los 80,000 casos, pero va deteniendo el avance del COVID-19 con la especialización, la paralización de Wuhan y el cierre de fábricas. Otros vecinos se esfuerzan: Corea del Sur (con 8,000 casos y aplicando diagnósticos masivos desde fin del 2019); Japón (con 600 casos y cerrando sus escuelas en febrero); y Vietnam y Rusia (con menos de 50 casos y cerrando fronteras desde fin de enero). Acá, tenemos la segunda señal: Medidas extremas desde el inicio.
Perú: De la falta de preparación y decisión a los primeros aciertos
En Salud, los bienes y servicios se solicitarán en marzo (con S/ 100 millones del DU 008), y no se controló el ingreso al país de los primeros casos. En Educación, se detuvo el inicio de clases, pues los colegios no tenían artículos de higiene.
El 11 de marzo, el Gobierno (i) ordenó postergar el año escolar, (ii) aprobar el aislamiento a pasajeros de 4 países y (iii) proponer la postergación de las obligaciones tributaria para pequeñas y medianas empresas. Desde Análisis Efectivo, propusimos el siguiente perfeccionamiento: (i) extender la medida a la educación superior, (ii) ampliar el alcance a otros 4 países más y (iii) incorporar como beneficiarios a las personas naturales. El Gobierno hizo mejoras, restringió las reuniones con más de 300 personas y formó una Comisión de Alto Nivel.
¿Qué otras acciones estarían faltando?
El Perú llegó a 38 casos y es tercero en la región, por lo que se sugiere:
El Gobierno y la empresa privada, implementar diagnósticos plenos o parar labores con vacaciones pagadas donde haya más trabajadores. Por su parte, los bancos y casas comerciales, flexibilizar deudas de préstamos y consumos, para priorizar gastos en salud. Y finalmente, las empresas comerciales, evitar malas prácticas; y aquellas que producen artículos de higiene y tuvieron ganancias extraordinarias, donar productos a las zonas de menores recursos.
La Iglesia, que flexibilizó las Misas, debería pensar en suspender la celebración de la Semana Santa. Y los Medios de Comunicación, brindar espacios de recomendaciones permanentes a los ciudadanos. Los Municipios, flexibilizar el pago de tributos, y controlar la venta y la seguridad en los centros comerciales. Y los ciudadanos, abstenerse de asistir a eventos masivos y playas.
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