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César Ferradas / La Trilogía del Liderazgo

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Demasiadas veces nos hemos preguntado cuales son las características de un liderazgo exitoso. En muchos casos estos atributos han constituido una larga lista de rasgos y condiciones que han ido - de lo especifico a lo general y viceversa - causando más confusión que esclarecimiento.


En este sentido me atrevo formular una respuesta resumida, nacida de la observación empírica del mundo empresarial, proponiendo estas tres cualidades: Imaginación, Ejecución, e Insomnio.


Imaginación, que permita, según lo refiere Joel A. Barker, soñar, crear y proponer una imagen -positiva y alentadora- del futuro que se anhela construir o de la obra que se quiere plasmar. Imagen que proviene de un sueño (“mental picture”) proyectado a una realidad concreta. Una visión que, basada en nobles ideales y pensamientos elevados, aliente e inspire a su consecución.


Ejecución, que logre plasmar esa visión en una realidad tangible, mensurable y que logre trasmutar ese sueño en acción. Ejecución que -comunicada en forma adecuada- motiva y moviliza, que organiza y dirige, que alienta y corrige que coordina y desarrolla generando, entusiasmo, sinergia y colaboración plena. Es decir, el líder convertido en un hacedor de sueños a través de las personas. Un liderazgo que acompaña y va junto con los demás que propicia el desarrollo personal y convierte a sus colaboradores en lideres. Un líder de líderes como bien lo señala Warren Bennis, que logre estructurar una “Comunidad Visionaria.”


Insomnio, que no lo deje dormirse en los éxitos obtenidos. Insomnio que lo mantenga alerta, despierto, atento a los devenires del entorno, así como también a los factores endógenos. Insomnio que, paradójicamente, le permita seguir soñando para formular nuevas visiones que retroalimenten los logros alcanzados. Recordemos que muchas organizaciones que duermen placidamente confiados en sus éxitos -pasados o presentes- despiertan en medio de la extinción. Así nos lo enfatizan tanto Alonso Cueto: “El éxito es un somnífero”, o el refrán que nos alerta sobre el “camarón que se duerme, amanece en el chifa.”


Como algunos de varios ejemplos peruanos de éxito, se pueden citar a KOLA REAL que- con su liderazgo casi espiritual - ha logrado amalgamar un equipo altamente motivado y eficiente que ha logrado éxitos internacionales y que ahora esta conquistando los mercados asiáticos con su planta en Thailandia.


El grupo GLORIA, con un liderazgo corporativo sumamente agresivo, ha logrado una notable expansión y penetración de mercados, así como una sólida diversificación de negocios. Éxitos notables a nivel nacional e internacional, a pesar de algunos cortocircuitos empresariales cuando incursionaron, sin conocimiento del negocio, en el sector eléctrico nacional. Esperemos que su aventura agroindustrial tenga mejores rumbos.


Aunque mencionar el caso de CENTRUM Católica, podría sonar como “autobombo” creo que este audaz proyecto educativo emprendido por la Pontificia Universidad Católica del Perú, merece un reconocimiento especial por lo logros alcanzados en tan corto tiempo. Posición lograda gracias a la calidad de un equipo con un liderazgo proactivo y visionario, pero que lamentablemente se está durmiendo en sus laureles, por no adelantarse, ni menos percibir, el cambio en el modelo educativo. Quedan muchos otros buenos ejemplos de experiencias empresariales peruanas, tales como Bembos, Alacena, Pecsa, Wong, Canal N, Topy Top, IQuiero o internacionales como Walmart, Marriot, Grameen Bank, entre otras; que han alcanzado un remarcable suceso en sus actividades. Éxitos todos ellos basados en las tres características de liderazgo eficiente.


Pilares estos que, sin embargo, deben estar basados en sólidos fundamentos de principios y valores profundamente éticos y morales. Una real y pragmática deontología en todos los niveles del liderazgo. Una visión amoral o una ejecución poco ética, donde los fines justifiquen los medios, no permiten la construcción firme y robusta de una realidad convincente, consistente y perdurable. Un liderazgo sin valores no es liderazgo.


Muchas personas poseemos algunas de estas cualidades. Algunos somos soñadores, visionarios o “creativirósicos”. Otros más ejecutivos, directivos o “normotipos”. Como lo anotaba Mario Bunge. También existen aquellos que no duermen atentos a las imaginarias realidades exógenas que perciben. Pero pocos, muy pocos, saben como desarrollar las tres cualidades conjuntamente para obtener el empuje avasallador, carismático, ese poder espiritual del líder exitoso.


Liderazgo que, sin embargo, no esta comprometido ni es dependiente del estilo personal del líder. “El estilo es el hombre” decía Ortega y Gasset. Y es que el líder puede ser autoritario, permisivo, consensual, introvertido, comunicativo o silencioso sin alterar la esencia de la trilogía mencionada.


Estos podrían ser, en síntesis, los tres pilares del liderazgo, la visión que guía, la ejecución que construye y el insomnio empresarial que, mediante una vigilia permanente, nos permite seguir formulando nuevas y mejores visiones coherentes de un futuro cada vez mas grande y ambicioso.


En otras palabras, tres cualidades diferentes y un solo líder verdadero.


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