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César Ferradas / La Globalización de la Aldea

Foto del escritor: Análisis EfectivoAnálisis Efectivo

Si analizamos la estructura de las aldeas medievales caeremos en cuenta que la estratificación existente en estas agrupaciones sociales se mantiene intacta y, lo que parece ser peor aún, se ha intensificado y sobre dimensionado debido al desarrollo y diseminación de las comunicaciones y la información.


Lo que antes era un factor de desequilibrio social localizado, ahora se ha extendido globalmente originando rencillas planetarias al percibir que las brechas entre los barrios “pobres” y los “ricos” –diferencias que antes pasaban desapercibidas o eufemísticamente disfrazadas- ahora nos han explotado en la conciencia extrapolándose a “percibir con mayor realismo y crudeza” los conceptos de “países pobres y ricos”


Ya en 1952, Josué de Castro en su “The Geography of Hunger” nos alertaba de la condición famélica de nuestro mundo; e inclusive llego a tipificar el hambre como una enfermedad, grave, crónica, endémica y peligrosa. Él separaba las sociedades en dos grandes grupos: los que no comen y se mueren de hambre de aquellos que comen, pero no duermen preocupados por la revolución de los hambrientos.


Parece que este llamado de atención, de casi medio siglo atrás, en lugar de alertar a la sociedad, sirvió para aletargarla o conformarla con la cruda realidad de la vida. “That´s the way it is” dicho en un “american way of life”. Y digo que la alertagó porque si el doctor de Castro conociera nuestras realidades– ahora proyectadas globalmente podría darse cuenta que se ha formado un tercer gran grupo que come y duerme plácidamente sin importarle la situación ni preocuparle la rebelión de los hambrientos.


Y es que cada vez se intensifica el fenómeno –estudiado y divulgado hace más de treinta años- de la desintegración nacional y la integración transnacional; en la cual se sostenía que, por ejemplo, Lima estaba más cerca de New York o Paris que Huacho de Lima, por no hablar de las ahora populares y aún más lejanas, expectantes y frustradas “Cabanas” de nuestro país.


Estas desigualdades, intensificadas por “efectos-demostración” más a la mano o al “clic” de un televisor o de la Internet, están generando un efecto social similar al “síndrome de las autopistas” observado en los grandes “highways,” “autobanns” o “autostradas” de los países ricos. En ellas se llegó a establecer, mediante rigurosos y técnicos estudios, que los grandes accidentes que se producían no eran causados por las altas velocidades. Si no que estos eran resultado de la “diferencia de velocidades” entre los vehículos que por ellas circulaban.


Observación sutil, inteligente y precisa que logró establecer nuevas normas de seguridad vial regulando y disminuyendo los “gaps” (diferencias) del desplazamiento vehicular.


Disminuir la brecha entre el hambre y la riqueza nos podría ayudar a reducir, y con el tiempo, eliminar los accidentes sociales dentro de nuestra aldea global. Por supuesto que también ayudaría una redistribución más equitativa, justa y permanente de las oportunidades. Porque si no, lo único que habremos logrado es reproducir, a escala global, las iniquidades de la aldea medieval.


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