Antonio Zapata, en su publicación ‘Oligarquía en guerra’, expone el siguiente texto que pone en evidencia la carencia de moral de los políticos y como utilizan las situaciones a su conveniencia.
En este caso me refiero a Putin. Refiriéndose al nacimiento de la Organización de las Naciones Unidas el 25 de abril de 1945, en la conferencia de San Francisco: “antes de comenzar la reunión, hubo tensas negociaciones para la incorporación de cuatro países que inicialmente no estaban invitados. La Unión Soviética no quería que la Argentina participase, pues su gobierno en funciones había apoyado al Eje (Alemania-Italia-Japón, en la Segunda Guerra Mundial) durante la guerra.
Los países latinoamericanos hicieron cuestión de Estado y lograron el apoyo de Estados Unidos. Finalmente hubo una transacción y se integraron tanto UCRANIA (las mayúsculas son mías) como Bielorrusia y Argentina. Las dos primeras eran repúblicas soviéticas integrantes de la URSS, pero lograron un puesto en la Asamblea General porque la Unión Soviética sostenía que se hallaba en gran desventaja numérica, ya que había una inmensa cantidad de pequeños estados occidentales. Al final, se incorporó también a Dinamarca, que acababa de ser liberada y con ella fueron 50 estados fundadores”. Como se observa, cuando a la URSS (Rusia, por supuesto) le convenía le otorgaba a Ucrania estatus de independiente.
Putin es un demente con sus amenazas de guerra nuclear, y los estados occidentales, especialmente EEUU, le temen. Ya es hora que Biden le responda enérgicamente que, si va a continuar con sus amenazas nucleares, EEUU y otros países europeos también tienen esas armas y responderán de la misma manera, de forma que, si Putin lo inicia, la respuesta será el fin del mundo, y a otra cosa, mariposa. Veamos que responden China y los países neutrales a ello.
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