La Asociación Latinoamericana de Instituciones Financieras de Desarrollo-ALIDE, reúne 85 bancos de 22 países de América Latina y el Caribe, con invitados de América del Norte, Europa y Asia (Canadá, Alemania, España, Francia, Portugal, Rusia e India, por mencionar algunos países), cuyo objetivo es crear soluciones para el progreso de sus países.
He podido conocer productos y servicios de algunas instituciones afiliadas, tales como el Fondo para el Financiamiento del Sector Agropecuario (FINAGRO) de Colombia, el Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES) de Brasil, el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) de Cuba, y algunos mexicanos, panameños, y uruguayos, que tienen en común productos que financian la capitalización del pequeño productor, tales como el ‘Fondo de Inversiones de Capital de Riesgo’ de Finagro, que apoya a través de inversión a proyectos de alto impacto que sean viables desde el punto de vista técnico, financiero, ambiental y social; el ICR o Incentivos a la Capitalización Rural y el ISA que apoya el pago del seguro agropecuario para que los proyectos productivos estén protegidos de riesgos climáticos, geológicos y biológicos. También el PDI o Programa de Desarrollo de inversiones del Instituto de Desarrollo Agropecuario-INDAP, que apoya el desarrollo de proyectos de inversión individuales o asociativos para la incubación, ampliación y/o diversificación de negocios agropecuarios o conexos de la Agricultura Familiar Campesina, Empresas Asociativas Campesinas, u otro tipo de organizaciones formales o informales, que presenten demandas de inversión en forma individual o asociativa, en ámbitos agrícola, pecuario, forestal, actividades conexas y/o agroambiental. Para muestra un botón, y podrían cubrirse numerosas columnas con los productos de las instituciones que realmente son una BDD.
Entre los miembros peruanos de ALIDE, figuran el Banco de la Nación (BDN), Banco Agropecuario-Agrobanco, y Cofide. ¿Son realmente una BDD? BDN ofrece tarjetas de crédito, seguro para tarjeta de débito, y préstamos Multired para empleados públicos, descontando los pagos de sus planillas y con una TEA de 49.89%, mayor que la banca comercial, y práctica ajena a cualquier BB. Agrobanco no presenta financiamiento alguno para inversiones o capitalización del productor, e incluso abandonó el proceso de conversión en ‘Banco Verde’, y devolvió la asistencia técnica no reembolsable de la Unión Europea, para un ‘Sistema de Administración de Riesgos Ambientales y Sociales – SARAS. Cofide sí oferta programas de apoyo a la inversión empresarial y de inclusión financiera, pero no son masivos. Adicionalmente, la BDD cuenta en sus organigramas con gerencias o vicepresidencias de Desarrollo, Fomento o Planificación, diferentes nombres con la misma función, por lo que es inaudito que una institución que se precia de desarrollo, no cuente con una unidad de primer nivel de ese tipo, o la relegue a secciones menores.
Otra condición de la real BDD es que sus directores y gerencias coordinan con los más altos niveles de la Administración pública (presidencia y ministros) para proponer, implementar e impulsar políticas, productos y servicios para el Desarrollo de los pequeños emprendedores del país, según su ámbito.
Me permito aportar algunas propuestas que considero propias de una BDD, sea para su propia gestión, como para la del sector en que se desenvuelve, articulándolas con diversas instituciones, para el progreso del país y la generación de empleo:
· Durante el fallido gobierno del profesor Pedro Castillo y su entelequia de ‘Segunda Reforma Agraria’, el Midagri intentó cuatro veces la importación de urea con los desastrosos resultados que conocemos. En vez de hacerlo el Estado, sugiero un programa de financiamiento a través de AgroPerú o del Agrobanco, a organizaciones agrarias sólidas para la importación de agro insumos para sus integrantes, con una tasa similar a la que la banca comercial otorga a los grandes importadores para que no se argumente ‘competencia desleal’, y con un precio menor dado, que se obtendrán ahorros en base a una menor tasa, y una clientela definida. Además, ello promoverá la asociatividad pues representa un aliciente para integrarse a estas organizaciones.
· Desarrollo de plantas de fertilizantes fosfatados, mediante alianzas público-privadas. De acuerdo a cifras de 2020 publicadas en el portal Trade Map del International Trade Center, en base a la cantidad de las exportaciones de fosfatos, Perú es el tercer exportador mundial de esta materia prima, con una participación del 11% del total global. Una planta en Perú estaría en capacidad de atender las necesidades del país, y exportar hacia América del Sur (excepto a Brasil), Centro América, e incluso América del Norte, pues EEUU además de productor es importador.
Además, Perú cuenta con reservas de fosfatos a lo largo de la costa peruana, en departamentos como Ica, La Libertad, Cajamarca, Junín y Piura, y especialmente en Piura, donde se encuentra el yacimiento de Bayóvar, el más importante del país, que mantiene 100% de la producción de este mineral a nivel nacional. El yacimiento de fosfatos de Bayóvar tiene una reserva de 238 millones de toneladas.
· Promover el desarrollo forestal a través de líneas de crédito a largo plazo, otorgadas por las AFP, avaladas ante estas por el Estado, y a su vez garantizadas a este por los activos y fideicomisos de los inversionistas, incorporando a las comunidades nativas a los proyectos (Bionegocios). Según el Anuario 2020 INFOR, en 2017 el sector forestal representó el 1,9% del PIB nacional, alcanzando US$ 5.196 millones, generando aproximadamente 120,000 empleos directos, y 170,000 indirectos dentro de la cadena de valor.
· Ley que permita a los gobiernos regionales y municipales destinar 2% anual de sus presupuestos para avalar proyectos de inversión de pequeños productores agrarios asociados (compra de tierras, instalación de cultivos, adquisición de tecnología, entre otros) ante instituciones financieras de productores organizados en sus regiones. Este porcentaje representaría S/ 700 millones, el doble de la cartera vigente actual del Agrobanco.
· Promover créditos de inversión que capitalicen al productor, más allá del solo crédito de campaña, que podría incluir al menos un equipo menor que mejore su productividad. La capitalización permite enfrentar situaciones adversas, al contar con más activos.
· Seguro comercial agropecuario que proteja la inversión del productor ante eventos climáticos, cofinanciado 80% por el Estado. Ello reduce el riesgo de las colocaciones al sector, y por ende el costo del financiamiento, acercando más la banca al campo. A menor riesgo, menor tasa de interés; asimismo, al incrementarse el financiamiento a más productores, aumentarán las compras de agro insumos, y por ende, la recaudación de IGV del Estado, así como reducirá los fondos que destina para atender productores afectados por eventos climáticos,
· Promoción de la utilización de fuentes de fertilización alternativas a los fertilizantes químicos, a través de programas de capacitación y difusión en el uso de alternativas tales como: utilización de biomasa, descomposición de residuos, incorporación de materia orgánica, rotación de cultivos, cultivos asociados y abonos verdes entre otras, en coordinación con Gobiernos Regionales, Gobiernos Locales, Instituciones Educativas, Instituciones Financieras, Medios de Prensa, ONGs, Gremios Agrarios y las oficinas adscritas al MIDAGRI.
· Apoyo a la renovación de cafetales y la implementación de una marca PERÚ.
· Un programa de ‘Alimentos Peruanos’ y articulación de las asociaciones de productores con los consumidores en sus hogares, para reducir la intermediación, productos que detallaré en próxima columna.
(CONTINUARÁ)
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