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Carlos Ginocchio / Las palabras malditas 31

Actualizado: 17 ene 2022


43. Rosquete, según la RAE, es una rosquilla de masa, algo mayor que las regulares. En Costa Rica, un pastelillo de forma rectangular, hecho de harina gruesa de maíz y azúcar, y se dice también en forma despectiva, de una persona anciana. En Perú, un despectivo de homosexual.

En Argentina es un dulce parecido a las donas, específicamente en el norte del país. En Colombia son dulces habituales de los desayunos. Los rosquetes también son representativos de Punata, municipio de Cochabamba. Esta versión relacionada su origen en el siglo XVIII, explicando que estos fueron creados en base a la rosquilla española y adaptada con receta francesa.

Proviene de la palabra ‘rosca’, y esta del latín vulgar “rosicare” (roer, rascar, raspar), y se aplicó a la acción de un tornillo o cualquier elemento que por giro horadaba un material. De esa acepción de ‘penetración’ es que en el Perú tuvo el giro hacia la de ‘homosexual’, ya que también se usa el término ‘rosca’ para designarlo.

44. Sieso, piuranismo que significa “asentaderas, nalgas y todo donde la "espalda - al decir de Cervantes -, pierde su honroso nombre", según el ‘Breve Diccionario Folclórico

Piurano’, publicado en 2007, por el sacerdote Esteban PuigTarrats.

Para la RAE es el ano con la porción inferior del intestino recto, y en España, una persona: Desagradable, antipática, desabrida. Según una publicación del 7 de noviembre de 2019 de ‘El diario de Cádiz’: la palabra sieso ya existía en el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE), pero no con su acepción gaditana... hasta hoy. Este vocablo, tan habitual en Cádiz para referirse a un malaje (poco simpático, escasamente alegre, derivada de mal ángel) de toda la vida, era para la RAE únicamente el "ano con la porción interior del intestino recto". Pero este jueves, en el XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española que se está celebrando en Sevilla, se han dado a conocer las novedades en el Diccionario de la Lengua Española y ahí figura una nueva acepción para sieso: "Dicho de una persona: desagradable, antipática, desabrida". Tan nuestra es esta palabra que en 2003 el Canijo, aún con su grupo de Carmona, le dedicó hasta una chirigota (agrupación musical coral de carácter carnavalesco que canta principalmente por las calles que ofrecen coplas humorísticas a la ciudad. También se denomina genéricamente chirigotas a las canciones interpretadas por estas formaciones corales).

La palabra sieso viene del latín sessus 'asiento'. Se trata de una palabra antigua en español, aparece ya en el siglo XV en Alfonso de Palencia, ‘Universal vocabulario en latín y en romance’ (1490): “Colón, entre los naturales o phisicos se dice el estentino que viene al siesso”. También en el diccionario de Nebrija (1495), quien escribe “Siesso, el salvo onor, sedes, is hedra’, dándole como equivalente latino ‘sedes’, del mismo origen, ‘asiento’, y un helenismo derivado de ‘eopx’ que también, de significar ‘asiento’, acabó denominando a las asentaderas y de ahí al ano. Pedro de Alcalá, en 1515, matiza el correspondiente árabe, por un lado, da la equivalencia a ‘Siesso, el salvonor’, donde el árabe ‘saw’a se refiere a las vergüenzas, las partes pudendas en general. Pero por otro, cuando dice ‘Siesso, el que se sale, surm’, se está refiriendo ya con toda claridad al ano, en árabe ‘surm’. Por su procedencia de la raíz del verbo ‘sentarse’, se consideraba una palabra más culta y elegante que los otros sinónimos, que habían ido acumulando las connotaciones de bajeza y grosería. Así, el doctor Andrés de Laguna, en el siglo XVI, cuando traducía el Dioscórides griego se cuidaba mucho de traducir el término ´eopox’ con palabras inapropiadas para la seriedad del tratado científico que traía entre manos, y así cuando decía que el aceite de ricino era bueno para las inflamaciones del ano, el decía ‘para los apostemas calientes del siesso’, del sauzgatillo, cuya semilla alivia las grietas del ano aplicada con agua, él traducía ‘mitiga las resquebrajaduras del siesso’, y siempre la palabra ‘siesso’ como culta y propia del lenguaje médico. Como la palabra fue general en el uso de los médicos, estos la divulgaron y pasó a formar parte del habla popular. En América también se usa. Al menos, figura en este vocabulario del habla de Piura, en Perú, donde aparece con la acepción original de ‘asentaderas’, ‘nalgas’. En los demás romances peninsulares se usa también algún cognado con significado similar como ‘sesso’ en portugués y ‘ses’ en catalán. Con el tiempo el término se vulgarizó y al fundarse la Academia no parecía ya la palabra apropiada para el lenguaje culto, por lo que en los primeros diccionarios en vano la buscaremos, no aparece hasta la edición de 1803, y durante los siglos XIX y XX adquirió la connotación, que aún conserva, de palabra soez. Se aplicaba a los animales: ‘parte interna posterior del cuerpo del animal por donde arroja el excremento’, decía el DRAE durante prácticamente todo el siglo XIX. Pero la conversión de palabra culta en vulgar se dio sobre todo en el sur de España, y en el norte, la palabra se perdió. Y las connotaciones del vulgarismo fueron incluyendo, además del ano, toda la zona rectal por donde se practicaba la sodomía, pues era el sieso, en el lenguaje bajuno, la parte de la anatomía humana por donde se le mandaba a la persona injuriada que le dieran por ahí. Por eso desde la edición de 1899 se cambió la definición por otra más acorde con el cuerpo humano y con la sodomítica zona ‘parte inferior del intestino recto en la cual se comprende el ano’ y siguió todo el siglo XX hasta que se cambió en la edición de 1992 por ‘ano, con la porción inferior del intestino recto’, que es la que se mantiene en el moderno DLE.


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