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Carlos Ginocchio / Las palabras malditas 3


Incluyo las que considero las ‘palabras malditas’, sus significados, origen, etimología, usos, y presencia en la vida diaria. Es un tratado, especialmente, de investigación.


3. Boludo, en Argentina y República Dominicana significa ‘necio o estúpido’. En Cuba, un ‘calzado de punta redonda’. En El Salvador, ‘adinerado’. En España, ‘lerdo, parsimonioso, irresponsable’. Más aún, en Argentina o Uruguay, agregan “persona que tiene pocas luces o que obra como tal". En

México, ‘que tiene protuberancias’, y en Sonora y Durango, ‘estar boludo’ es tener una superficie hinchazones o presentar el cuerpo de una persona o animal abscesos o tumores que se pueden ver, aunque para su pueblo es ‘que tiene la forma de una bola’, y para su Marina, un marinero raso: “El contramaestre pensaba que no había más remedio que fastidiar a los boludos para que trabajaran a un ritmo casi infernal”. En el Perú es poco usado el término, pero se le entiende como un ‘tonto’, alguien a quien le pesan las bolas (testículos) y ello lo convierte en lerdo, lento.

Boludo es una palabra típica argentina y su etimología nace en las "bolas", es decir, los testículos del varón. La analogía chilena es huevón. La palabra bola, viene del latín bulla (burbuja, bola). De ahí también tenemos la palabra bula.

La web argentina https://www.verbling.com/es/articles/ explica el origen de los términos ‘boludo’ y ‘pelotudo’, este último sí de mayor uso en el Perú: boludo y pelotudo son expresiones vulgares que se usan como insulto o como saludo. Su origen podría estar en las líneas de combate de los ejércitos gauchos en la guerra de la Independencia. Estas palabras son dos de los insultos más comunes en nuestro país, pero también cierto que en muchas ocasiones se las utiliza como una manera canchera de llamar a alguien, incluso a un amigo: "Che, boludo...". ¿De dónde provienen estas palabras, una de las cuales –"boludo"– fue señalada por el poeta uruguayo Juan Gelman como la que más identifica a los argentinos? Hay varias teorías respecto de su origen y uso posterior. Una de ellas, bien criolla, las sitúa naciendo en las guerras de la Independencia argentina, cuando nuestros gauchos peleaban contra un ejército de lo que en aquella época era el Primer Mundo: el español. Frente semejante poderío, nuestros gauchos montoneros, de calzoncillo cribado y botas de potro con los dedos al aire, sólo tenían para oponerles pelotas (piedras grandes con un surco por donde ataban un tiento) y facones (a los que algunos amarraban una caña tacuara para improvisar una lanza precaria). Pocos tenían armas de fuego: algún trabuco naranjero o arma larga desactualizada. ¿Y entonces cuál era la técnica para oponerse a semejante maquinaria bélica como la que traían los realistas? Nuestros gauchos formaban en tres filas. La primera era la de los "Pelotudos", que portaban las pelotas de piedra grandes amarradas con tientos. La segunda, era la de los "Lanceros", con facones y tacuaras. Y la "Tercera" la integraban los "Boludos", con sus boleadoras y bolas. Cuando los españoles cargaban con su caballería, los "Pelotudos", haciendo gala de una admirable valentía, los esperaban a pie firme y les pegaban a los caballos en el pecho, que de esta manera rodaban y desmontaban al jinete, provocando la caída de los soldados que venían atrás. Los "Lanceros" aprovechaban esta circunstancia y pinchaban a los caídos. Finalmente, los "Boludos", los rematan en el piso a pura boleadora. Luego, allá por 1890, un Diputado de la Nación aludiendo a lo que hoy llamaríamos “perejiles”, dijo que no había que ser "tan pelotudos" en referencia a que no había que ir al frente y hacerse matar. Esta fue la doble acepción que se le dio al término: 1º, aguerrido: 2º, estúpido. Con el tiempo se sumó a esta última clasificación la palabra boludo y el imaginario popular lo fue incorporando como al que los genitales grandes le impedían moverse con facilidad. En las dos últimas décadas, reemplazando a otros modismos de nuestro dialecto cotidiano, las generaciones más jóvenes vienen intercalando cada dos o tres palabras un "boludo" o un "pelotudo", a veces por nada, a veces como respuesta, y a veces en lugar de decir “querido”. Vale decir, son términos de uso múltiple que todavía tienen algo del sentido original.

Según la BBC NEWS, en 2010, Argentina celebra el ‘día del boludo’ el 27 de junio, con el objetivo de ‘cambiar esa connotación y convertirse en una reivindicación para los ciudadanos que respetan las leyes, cumplen sus obligaciones, creen en una sociedad justa y adhieren a las instituciones democráticas. La iniciativa muestra además el rechazo a los argentinos ‘vivos’ (listos), que haciendo gala de la viveza criolla transgreden normas y sacan provecho de los boludos. Para los creadores de la cruzada, que a alguien lo califiquen de boludo no es un insulto, al contrario, es algo bueno. Una cualidad a la que todos deberíamos aspirar. Somos una nación de boludos. Millones de ilusos que aspiramos a vivir en paz, construyendo un futuro próspero y una sociedad justa. Sin embargo, los ‘vivos nos demuestran a diario que confiar en las promesas, mostrar respeto por los demás y actuar dentro de la ley es una estupidez. Algo que sólo hacen los tontos, los fracasados… los boludos’. En Facebook, la campaña contó con miles de seguidores. En buen romance, el ser boludo para los promotores de esta campaña, significa ser una persona honesta y transparente. ¿Les gustaría les llamasen boludos en su entorno?


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