42. Puta (puto), según la RAE, persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero. También, como calificación denigratoria: me quedé en la puta calle. Antífrasis para ponderar: ha vuelto a ganar. ¡Qué puta suerte tiene! Para enfatizar la ausencia o la escasez de algo. No tengo un puto duro. Prostituto. Sodomita. Pasarlo mal, atravesar un momento especialmente duro o difícil.
El vocablo de puta en el sentido de prostituta tiene su origen en las fiestas en honor a la semidiosa romana Puta, diosa menor de la agricultura quien presidía la poda de los árboles = ‘putare’. Comenzó siendo una ceremonia sagrada de solicitud de embarazo. Y el séquito de Dionisio compuesto por ménades y sátiros, cobrando sus honorarios, incitaba a los invitados a azotar a las mujeres, que podaban los árboles, con las mismas ramas, a participar del gozo, de orgías sexuales. Las sacerdotisas finalmente terminaban celebrando una bacanal, ejerciendo la prostitución sagrada en su honor, así el nombre de la Diosa Puta, comenzó a ser vinculada al dinero y al sexo. Y la costumbre se expandió por toda Grecia y fue adoptada por los romanos que hablaban latín. Asimismo, dada la juventud de las participantes, la palabra italiana ‘putta’ significó muchacha. Por lo que la semidiosa Puta comenzó a ser vinculada con las orgías sexuales y el dinero. Por lo que no es una casualidad que se les llame rameras o putas. Hay un proverbio popular que dice: Mujer que menea el anca o es puta o es manca. Otro refrán campesino del siglo XVII: "En su cama es una bella mujer, en cama ajena es una puta". "En la Virgen y en el pez la mitad lo mejor es". "Toma al buey por los cuernos, al hombre por la palabra y a la mujer por la falda". Quevedo las llamaba "hermanitas de pecar" es decir mujeres de la vida alegre, bayaderas, cucas, bergantes, baratas o estrechas, palomas torcaces, brujas, izas, perras, pupilas, rabizas, carreristas, cartagas, colipoterras, copetineras, golfas, pájaras, patinadoras. En Bolivia pelanduzcas, fulanas, furcias, maturrangas, azafata, colmas, daifa, hetaira, labara, lechuza, meretriz, pendón, perdida, pingo, portuguesa, putanga, ramera, retozona. En Méjico, gacelas perdidas, topa, tica, zorra, alajuelas, carreristas, aves nocturnas, tías Marías, marcolfa, guarichas, mesalinas, ovejas, coima, mantenidas, pampairunas, trompeteras, trotonas, robonas, pupilas, traviatas, china. En Venezuela charolas, cortesanas, pisonas, prostitutas, troperas, juanas, trolas, turras, zaranas, ganado bravo. Así que una vez visto este largo recorrido, es mejor seguir el consejo del escritor Mauro Gago: "Nunca llames "puta" a una mujer? mejor decile "diosa"?
Cuando Francisco de Quevedo quiso decorar el sepulcro de una dama arrancaba así con otro soneto: «La mayor puta de las dos Castillas yace aquí...».
Según Corominas (Breve Diccionario Etimológico de la Lengua Castellana, tercera edición, 1973) es probable que venga de “putta” (muchacha). Según Friedrich Diez (An Etymological Dictionary of the Romance Languages: Chiefly from the German, 1864), la versión masculina de ‘putta’ es ‘puttus’ (chiquillo). De ahí la expresión de Virgilio: ‘me perdiit iste putus’ (me ha perdido este puto). La palabra latina ‘puttus’ se relaciona a una raíz indoeuropea (pou) que nos dio: pobre, purrete, y parvulario. Otra posibilidad fue predicada por Sebastián Covarrubias Orozco (Tesoro de la Lengua Castellana o Española, Edición de Luis Sánchez, 1611) quien afirma que viene del latín ‘putida’ (podrida) pues una ramera o mujer ruin siempre es caliente y de mal olor. También nos regala la siguiente cita de Cátulo ‘moecha, puttida, redde codicillos’ (puta hedionda, devuélvenos los libros). El Centre National de Ressources Textuelles et Lexicales apoya esta versión cuando explica la etimología de ‘pute’. Añade que ‘putidus’ proviene del verbo ‘putere’ (estar podrido, corrompido, apestoso). Es el mismo verbo que nos dio ‘pudrir’ y se asocia a la raíz indoeuropea ‘pu’. Los filólogos clásicos (latinistas y helenistas) siempre asocian siempre asocian la palabra ‘puta’ con el latín ‘putta’ (muchacha, chicuela, especialmente ‘chica de la calle’), que ya en latín se usó con el valor de ´prostituta’.
En principio, ‘puttus’ (chiquillo), que también puede ser ‘putus’(igual que ‘putta’ tiene la variante ‘puta’) era también ‘chicuelo’, ‘chaval’. Se emplea en latín como tecnicismo del arte: los ‘putti’ es otra forma de designar a los ‘erotes’ o especie de ‘angelillos’ que son un ícono clásico con que se adornan cuadros y relieves, que representan una escena, bien con trasfondo erótico, o bien incluso religiosa, en que se quiere manifestar de algún modo el amor divino. Pero ya en latín clásico tenemos un testimonio literario de su valor con el sentido de chico que se prostituye en un epigrama que es falsamente atribuido a Virgilio, anónimo y de fines del siglo I AC. (mencionado anteriormente). La conclusión obvia es que si ‘puttus/putus’ tiene ya ese sentido de ‘prostituto’ (es evidente por el contexto es palabra soez, y ya no solo significa ‘muchacho’ o ‘chico’) a fines del siglo I aC, aunque ‘putta/puta’ que también es ‘chicuela’ no esté atestiguada literariamente con el valor de ‘prostituta’ hasta el latín del siglo VI DC, sin duda en el habla ya debía tener ese valor en el siglo I AC, época a la que pertenece ese epigrama. Es normal que ambos vocablos vinculados a la prostitución aparezcan poco en la literatura por su vulgaridad precisamente. El vocablo anda por casi todas las lenguas romances. En latín vulgar generó una variante con el sufijo ‘puttana’, de donde el francés ‘puttain’, y el italiano ‘puttana’. El antiguo provenzal ‘putan’ o ‘putana’ conservaba los dos significados: el de ‘prostituta’, y sencillamente, el de ‘chica’. No sabemos si el hecho que la palab ra latina no tuviera en los orígenes un sentido negativo especialmente, puede tener relación con determinadas expresiones, seguramente no porque le quedan muy lejanas. Si bien en castellano se emplean expresiones vulgares y procaces como ‘me cago en la puta’ para expresar el colmo de la contrariedad, o ‘una puta vida’ para expresar como un adjetivo algo malo o aperreado, pensemos en la habitual expresión ‘de puta madre’, empleada con el valor de ‘inmejorable’ http://etimologias.dechile.net/
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