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Carlos Ginocchio / La agricultura familiar y sus obstáculos (1)


La ‘agricultura familiar’ (AF) se caracteriza porque la mano de obra utilizada es de la familia, pudiendo orientarse el producto al mercado como al autoabastecimiento. El concepto se inició en los albores del siglo XX con economista agrario ruso, Aleksandr Chayánov, quien desarrolló la teoría de la ‘Unidad Económica Campesina’ (1912), tras visitar Inglaterra, Francia, Suiza, Alemania, e Italia, estudiando el cooperativismo europeo.


Chayanov concluyó que la economía agrícola está fuertemente relacionada con el mercado, y dependiente del financiamiento bancario y de la industria, pero AF seguirá siendo parte importante en la mayoría de países, destacándose por su heterogeneidad. Fue promotor del cooperativismo, pionero de reformas agrarias y nacionalización del crédito, falló en su pronóstico que la producción agrícola no podría desarrollarse a gran escala. Pese a sus aportes fue detenido y fusilado por el régimen estalinista, en 1937, acusado de ‘antimarxista en la agricultura campesina’, pero el tiempo, que saca a flote los descalabros del socialismo, lo ha rehabilitado y sus obras traducidas a varios idiomas.


En el Capítulo VI (Régimen Agrario y de Comunidades Campesinas y Nativas), el artículo 88 de nuestra Constitución establece que ‘el Estado apoya preferentemente el desarrollo agrario’. El artículo 89 menciona el respeto a las comunidades campesinas y nativas, y no hay más, ninguna mención a la AF.


El DS 007-2019 del Minagri (Plan Nacional de Agricultura Familiar 2019-2021), define la AF: ‘modo de vida y de producción gestionado por una familia, cuyos miembros son la principal fuerza laboral, caracterizándose por el predominante uso de la fuerza de trabajo familiar, el acceso limitado a los recursos tierra, agua y capital, estrategia de supervivencia de ingresos múltiples y su heterogeneidad’, determinación demasiado amplia donde su mayor validez es la presencia de la familia y la heterogeneidad, pues existen fundos trabajados por familias que acceden al financiamiento y el mercado. Por ello, el Plan establece 4 tipos de AF: subsistencia (auto consumo y trabajo asalariado ajeno a la agricultura, menos de 2 ha), intermedia (autoconsumo y venta, con dificultad para generar excedentes, entre 2 y 5 ha), y consolidada (acceso a mercados, tecnología, financiamiento, genera excedentes, entre 5 y 10 ha).


Ello significaría que 1’972,979 productores (89% según el DS y no 97% como afirman algunos expertos) corresponden a la AF: 1.2 millones serían subsistencia, 550 mil ‘intermedia’, y 220 mil consolidados:



Todos los gobiernos anuncian medidas para el crecimiento y desarrollo de la AF, más aún cuando se encuentran en campaña, la mayoría no se cumplen, sea por incapacidad o porque no eran viables. El último ejemplo es la ‘Segunda Reforma Agraria’, formalizada entre bombos y platillos con el DS N°022-2021-Midagri, de noviembre 2021, donde lo más notorio han sido los cuatro fracasos en la importación de urea.


Estudios y normas no faltan: la ley de promoción de la agricultura familiar (N°30355, noviembre 2015), el DS que aprueba el Reglamento de la Ley Nº30355, julio 2016), la Estrategia Nacional de Agricultura Familiar 2015-2021, el Plan Nacional de Agricultura Nacional 2019-2021, la creación de la Comisión Multisectorial de Promoción y Desarrollo de la Agricultura Familiar y el Decenio de la Agricultura Familiar 2019-2028 del Midagri, por mencionar algunos. Las universidades con programas universitarios de Agronomía, deben estar saturadas de tesis, como en las restantes profesiones, exigencia que debe ser eliminada, pues no deja de ser más que un trámite burocrático, y sin posibilidades reales de aplicación.


Se han producido avances. En 2021, 22,772 productores accedían al crédito en el sistema financiero formal, por S/ 188.5 millones, y solo 18,921 eran medianos o pequeños. En abril 2022, 278,465 tenían un crédito vigente (242,469 pequeños y medianos por S/ 2,600 millones, sin considerar cooperativas y banca de Desarrollo). Más de 1,300 organizaciones y empresas agrarias exportan cultivos, y 80% por menos de US$ 1 millón, lo cual significa que no son grandes corporaciones.


Si bien hay avances, no son suficientes y se pudo haber tenido mayores, aprovechando el crecimiento de los últimos 20 años, considerando que la AF abastece 70% de la Despensa Familiar, representa 25% de la PEA, el PBI agrícola es 6% y se incrementa a 12% considerando la cadena agroalimentaria (Banco Mundial), contamos con 84 microclimas de los 103 que hay en el mundo, y 92% relacionados con la agricultura, grandes oportunidades en sectores como el forestal, y la pobreza en el sector rural bordea 46% por lo que es dónde más hay que aplicar políticas de desarrollo.


¿Por qué no se ha producido un explosivo despegue de la AF, como lo ha sido de la agroexportación, pese a lo mencionado? En mi opinión, por los siguientes factores:


• Carencia de información, inexacta, incompleta, o deficientemente interpretada.

• Decisiones políticas antes que técnicas, cortoplacistas y no sostenibles.

• Inestabilidad en el Midagri y convocatoria a personal no especializado. Desde 2012 hasta 2022 hemos tenido 18 ministros de Agricultura.

• Gremios fragmentados, con escasa representación.

• Atención no es transversal, encargada totalmente al Midagri.

• Desconocimiento y subestimación del Mercado

• Programas de desarrollo no integrados

• Líderes de opinión con visión limitada del sector, considerando única o prioritariamente la agroexportación.

• Revisión del proceso de regionalización en lo referente al sector agrario. Las Direcciones Generales Agrarias cuentan con escasos presupuestos.

• Informalidad y clima social en el sector.

(CONTINUARÁ)



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