Cada generación tiene sus propias expresiones, frases, dichos, formas de saludo, vocabulario, y hasta maldiciones o vocablos cariñosos (tqm). Las de mis abuelos y padres eran proclives a la utilización de refranes, adagios, sentencias e interjecciones para exteriorizar sus opiniones o acentuarlas. Por supuesto, todos entendíamos, y es mi intención rescatar del olvido algunos de estos aforismos.
Cuando se percataban de un personaje con demostraciones de riqueza que no correspondían a su situación, un político en la mayoría de casos, salía a flote la expresión: ‘sacristán que vende cera sin tener cerería, de dónde pecatas meas si no es de la sacristía’. Tiene su origen en la época de nuestro virreinato, donde las velas eran usadas para alumbrar viviendas, iglesias, santos, y eran escasas por el retraso de los galeones que las traían desde España, y, además, las sacristías administraban los recursos de las iglesias, por lo que el sacristán que las vendía era indudable donde las había obtenido. Con el tiempo se aplicó a quienes hacían gala de sus recursos sin un sustento conocido.
‘He visto muertos cargar basura’, explica que se debe tener cuidado con pensar que algo está terminado, aunque lo parezca, que es necesario asegurarse y contar con la posibilidad que ocurra lo improbable. Carezco de información de su procedencia, algunos entendidos afirman es de origen chileno, y otros que es un proverbio venezolano.
‘Más sabe el diablo por viejo que por diablo’, era de uso corriente para señalar que la experiencia otorga más capacidad que la inteligencia, y que la sabiduría se obtiene con la edad. Refrán antiguo español transmitido por vía oral hasta la actualidad. El cuento ‘La sabiduría de los años’ alude a un anciano que tenía un lago en su finca, y en una ocasión, observó un grupo de mujeres bañándose desnudas, las que le increparon por contemplarlas, a lo que el granjero les respondió: ‘yo no vengo hasta aquí para verlas nadar o salir desnudas del lago. He venido para alimentar al cocodrilo’.
‘Dar gato por liebre’ se usaba cuando se sospechaba de una estafa porque te habían entregado un producto distinto al esperado y pagado, y ello cuando aún no estaban en auge los productos ‘bamba’ o ‘piratas’, a los cuales nos hemos acostumbrado. Proviene de la Edad Media, donde la liebre era un fiambre común en numerosos platillos, y el propietario de la fonda, para mayores ahorros, servía gato que, desollado, es muy parecido a la liebre.
‘Quien con niños se acuesta amanece mojado (‘mojao’ en España)’, refrán español que hoy tendría implicancias negativas por pedofilia, pero su connotación era la inconveniencia de confiar en personas inexpertas o ingenuas, aunque también se usó para referirse a adultos mayores que iniciaban relaciones amorosas con jóvenes (por supuesto, mayores de edad).
En las primeras siete décadas del siglo pasado era común que en las películas los personajes considerados ‘buenos’, derrotaran a los ‘malvados’ (‘bandidos’ se les denominaba), y estaba la expectativa que en la vida diaria sucediera lo mismo, pero no siempre era así, y ante ello surgía la frase: ‘llegaron los sarracenos y nos molieron a palos que Dios ayuda a los malos cuando son más que los buenos’, cuyo origen es en el siglo XIV: ‘en el margen Norte de la ribera del Duero se asentaba una hilera de aldeas cristianas. Cuando la cosa se ponía fea y los almorávides se aprestaban a cruzar el río para perpetrar sus saqueos, los alcaides urgían a sus mozos a organizarse para plantar cara ante la inminente incursión. Las refriegas las ganaba, generalmente, el bando más numeroso. Por ello el citado dicho venía a ser una arenga para espabilar a la peña. Si querían conservar haciendas, religión y costumbres, no les quedaba otra que renunciar a sus comodidades de granjeros para presentar batalla a un enemigo implacable y cruel
‘Dime con quien andas y te diré quién eres’, lo usaban los adultos para aconsejar a un joven y evite una mala compañía, por cuanto por el tipo de junta se puede deducir la calidad de la persona. No se conoce con exactitud el momento ni lugar en el que se originó, pero hay constancia de su popularidad por la transmisión oral entre el vulgo durante la segunda mitad del siglo XVI. Aparece en la segunda parte del ‘Ingenioso caballero don Quijote de la Mancha’, de Miguel de Cervantes (1615), ‘Cartas en refranes’ de Blasco de Garay (1632), y en ‘La vida del Buscón llamado don Pablos’ de Francisco de Quevedo (1622) (https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/).
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