El país se encuentra desconsolado tras la eliminación de nuestra selección por penales ante Australia, más aún cuando la victoria era el sentimiento mayoritario de la hinchada, ante un equipo que habíamos derrotado 2-0 en el Mundial de Rusia 2018. Como afirma, sabiamente, la novelista estadounidense Margaret Astrid Lindholm Ogden: “la pelea no se ha acabado hasta que hayas ganado”.
La calentura produce numerosas críticas, tales como la no convocatoria de Paolo Guerrero y Raúl Ruidías, el cambio de André Carrillo, no haber iniciado con ‘Orejas’ Flores en vez de Christopher González, el permitirle lanzar el penal a un debutante como Alex Valer, la no renovación de jugadores como si hubiera abundantes canteras para hacerlo – lo cual es responsabilidad de la Federación y no de Gareca - la falta de corazón y amor propio, hasta la mala suerte producida por personajes políticos como el presidente Pedro Castillo (“hoy somos un solo equipo, dejen todo en la cancha”), y su prófugo ex secretario Bruno Pacheco, que ha tenido el descaro de publicar el apoyo a la selección en Twitter, en vez de comparecer ante la Justicia.
Al final los reflectore se dirigen hacia el entrenador Ricardo Gareca, y al defensa Luis Advíncula, troleado en redes sociales y que ha renunciado a la selección. Que poco valoramos el ‘Contigo Perú’, pues justamente es en las derrotas donde más se necesita nuestra identificación y apoyo a nuestra selección. ‘Usos son de la guerra el vencer o ser vencidos’, frase atribuida al inca Atahualpa. Hoy nos tocó perder, pero le diría a Advíncula que reflexione. Fallar un penal, ni aún en un momento decisivo, es motivo de renuncia cuando aún se tiene la calidad para continuar en futuras justas. El mundo no acaba aquí. Cueva falló un penal en el Mundial de Rusia, y Chumpitaz hace 45 años ante River Plate, que pudo llevar a Universitario de Deportes a su primera final de la copa Libertadores de América. Ninguno abdicó de sus colores. Debo destacar la calidad personal de Advíncula asumiendo su falla, ejemplo que deberían seguir numerosos políticos que con errores más graves continúan en sus puestos. ¡Bravo, Lucho!, aunque entiendo ha borrado su twitter.
El ‘tigre’ Gareca nos devolvió a un Mundial tras 36 años, nos puso a punto para Qatar 2022, y durante siete años nos produjo alegrías con nuestras participaciones en las Copas América, con dos semifinales y una final, cuando eran muy pocos los que apostaban por nuestra selección. Seamos realistas: nuestro fútbol local es un desastre. Hace muchos años que no tenemos una actuación relevante a nivel internacional. Goleadas de 8-1 al Alianza Lima, 6-0 a la “U”, 8-0 a Binacional. En ese entorno, la solución no solo es un lunar, sino hasta un fenómeno paranormal. ¡Cómo puede entenderse que un fútbol cuyos equipos son apabullados, el presidente de su Federación denunciado por la Conmebol, y el ex presidente recientemente abandonó la prisión, su representación nacional clasifique a un Mundial y a las puertas del siguiente! La respuesta está en el liderazgo de su gerente deportivo, Juan Carlos Oblitas, y su entrenador, Ricardo Gareca, quienes han logrado conformar un equipo convocando a los mejores a nivel de cuerpo técnico y jugadores, construyendo un conjunto competitivo aún cuando estos últimos, a nivel individual, no se desenvuelven en las mejores ligas del mundo como los integrantes de las selecciones de Brasil, Argentina, Uruguay, Ecuador, Colombia, y Chile.
Gareca, anteriormente había expresado su desacuerdo con la infraestructura deportiva, las reglas que rigen nuestros torneos nacionales, el abandono de los deportistas, y el escaso interés del Estado por el deporte, que sólo está presente cuando tenemos éxito. No olvidemos el hostigamiento de una funcionaria de la ONPE a los seleccionados el día que jugaban ante Colombia, por sus declaraciones apoyando a un candidato electoral, mereciendo una respuesta contundente de Paolo Hurtado. Dejemos de afirmar si la selección no clasifica, el gobierno caerá, en cambo el triunfo le habría dado nuevos aires. Que los políticos no se inmiscuyan en el deporte, como no sea para asignarle fondos y nombrar a personas calificadas en las organizaciones deportivas, como el IPD.
Aunque la mayor pena es que tendremos que vivir sin la presencia de nuestros ídolos, que merecen esa nominación, ¿qué es lo debería venir a continuación?, el aplauso a nuestros jugadores y su cuerpo técnico, y cómo la canción ‘Could We Start Again Please?’,de Andrew Lloyd Weber, comenzar de nuevo, pero con la renuncia de los directivos de la Federación Peruana de Fútbol (excepción de Oblitas), la renovación de Gareca en un rol más allá de la dirección técnica, y la reestructuración del fútbol peruano: un torneo más competitivo con menos equipos, eliminación de la Bolsa de minutos de jugadores jóvenes y de la limitación para la contratación de extranjeros, siempre que sean menores de 30 años, establecimiento de límite de edad en la Liga 2 y de Ascenso, impedimento de participación de equipos que no cuenten con instalaciones deportivas adecuadas, retorno de los inter barrios y torneos escolares, exoneración de impuestos a las temporadas internacionales, topes de sueldos para las administraciones de clubes con deudas, entre otros.
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