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Carlos Ginocchio / El crédito agrario en Latam (1 de 3)


Oportunidades de financiamiento para el agro nacional

El 22 de junio pasado fui invitado por REDIAGRO, espacio de coordinación promovido por el MIDAGRI para la difusión de información agraria a los pequeños y medianos productores. Consideré incorporar a México, Colombia, y Bolivia, un gigante, un par, y otro menor, pero con características peculiares en el sector agrario.


México cuenta con 5 millones de productores, es el 11° productor de alimentos en el planeta. Superficie agrícola sembrada de 21.6 millones de hectáreas, balanza comercial agroalimentaria positiva, y una presencia importante de la banca de Desarrollo (FND y FIRA, con tasas de interés de 10% anual) que atiende a los sectores rurales (agropecuario y otros), y pesquero. Destaca por las líneas de crédito a largo plazo para promover inversiones forestales, la segmentación de productores (distinción clara de 4 millones de baja productividad y escasos recursos atendidos con programas de subsidios, y no con créditos), y un seguro agrícola que protege la inversión de los pequeños productores, y el financiamiento que se les otorga, y 45% cofinanciado por el Estado.


En Colombia se desenvuelven 2.7 millones de agricultores, con 7 millones de hectáreas sembradas (potencial agrario: 40 millones de h), donde 1% posee 81% de las tierras. Cuenta con dos bancos de Desarrollo, uno de primer piso (Banco Agrario), otro de segundo (Finagro) que atienden al sector rural, pesquero, forestal, turismo rural y ecológico, artesanías, y agroindustrial, extendiendo sus colocaciones más allá de la actividad productiva, a servicios de apoyo a la producción de bienes originados en la explotación de actividades agropecuarias y pesqueras (investigación, servicios, mantenimiento, infraestructura, y proveedores de las actividades referidas), con tasas de interés entre 6% y 8% anual, y para la compra de tierras y extensión de la frontera agrícola, entre 2% y 7% anual.


Según Finagro y el Departamento Nacional de Planeación (DNP, 2015), el crédito agropecuario ha cubierto 38% de los productores rurales, y el Banco Agrario canaliza 91% de los créditos concedidos en condiciones Finagro (BID, 2018). Cuentan con un seguro agrícola que protege la inversión de los pequeños productores, cofinanciado hasta 80% por el Estado.


Bolivia cuenta con 861 mil unidades productivas, 1.7 millones de hectáreas, el sector agrario representa 30% de la PEA, y 12% del PBI. Posee una banca de Desarrollo que presta para ‘capital semilla’ a profesionales de manera individual o asociativa para la primera inversión en equipos y otros rubros que permitan materializar una iniciativa productiva o la prestación de servicios que signifiquen el ejercicio de sus respectivas formaciones profesionales, con un plan de negocios viable, certificado por su institución educativa.


Las tasas de interés son de 11.5% a la microempresa, 7% a la pequeña y mediana empresa, 6% a la mediana y gran empresa, y por ley los bancos múltiples deben destinar al menos 60% de sus colocaciones a créditos productivos y viviendas de interés social, y los bancos orientados a la pequeña y mediana empresa, 50% de sus colocaciones (DS Nº4408, 2.12.2020). El seguro agrario contra eventos climáticos es como nuestro Catastrófico, y no cubre la totalidad de la inversión afectada (US$ 150 por ha perdida).


¿Qué nos queda como enseñanzas para replicar?: a) la presencia importante de una banca de Desarrollo que atiende al sector rural en sus diferentes manifestaciones, más allá del productivo agrario, b) el cofinanciamiento del Estado de un seguro que protege la inversión del pequeño productor, c) la segmentación de productores, diferenciando subsistencia de articulados al mercado (producen para negocio)


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