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Carlos Ginocchio / El banco de desarrollo agrario 

  • Foto del escritor: Carlos Ginocchio
    Carlos Ginocchio
  • 2 mar
  • 5 Min. de lectura


Hace algunos días un amigo me expuso su opinión, en relación a las empresas públicas peruanas, cuál era la manera de perder el dinero de quienes pagamos impuestos, y emplear a los amigos del gobierno de turno, haciendo referencia a la empresa de petróleos.  Independiente a dicha manifestación, un hecho real es que en todo el mundo existe la Banca de Desarrollo (BDD), cuyas características son su naturaleza estatal, orientación a créditos de inversión para emprendedores organizados, la búsqueda del desarrollo de sectores productivos con mercado, y potencial de crédito, pero que, por su mayor riesgo, los privados no atienden. Aunque no se difunda, muchas de las grandes industrias en los países líderes en estas, se iniciaron con el apoyo del Estado.

 

Las colocaciones de los BDD en el mundo favorecen a más de 2,500 millones de personas. Solo en 2023, el Banco Mundial aprobó un financiamiento de US$16,700 millones para África oriental y meridional destinado a solventar 73 operaciones. La BDD tiene como misión proveer recursos financieros y no financieros (asistencia técnica, capacitación, tecnología, articulación a mercados, información estratégica) a sectores excluidos, como a proyectos de desarrollo estratégicos pero sostenibles, y una vez alcanzados sus objetivos, promueve el ingreso del inversionista y empresario privado.

 

En el Perú, no existe una BDD orientada a todos los sectores productivos, y solo dos instituciones son consideradas como tales: el Fondo Mi Vivienda, cuyo objetivo es promover y financiar la adquisición, construcción y mejoramiento de viviendas, especialmente las de interés social, y actúa como banca de segundo piso con líneas de crédito a través de la banca comercial, y el Banco Agropecuario-Agrobanco, que busca promover la inclusión financiera de los pequeños productores agropecuarios del Perú.

 

Del Banco Agropecuario se ha hablado y se dice mucho, cada persona desde su trinchera y óptica. Tuvo intentos de cierre, y sin embargo, continúa vigente, y con utilidades significativas, mérito que se atribuyen ex funcionarios sin resaltar que lo consiguieron debido al soporte del Fondo para la Inclusión Financiera del Pequeño Productor Agropecuario (FIFPPA), lo cual es positivo, pues como toda BDD requiere el cimiento del Estado para su gestión; no obstante, este debe estar condicionado a obtener los logros propios de una BDD, y a estos debe orientarse el actual directorio con la estabilidad actual de la institución.

 

Una condición indispensable de una BDD son los créditos de inversión, los cuales no se otorgan en el Agrobanco actual.  El financiamiento de la BDD es a plazos más largos y con menores tasas de interés, orientado a pequeños productores asociados, con asistencia técnica, articulados al mercado y con el seguimiento debido, hasta que estos estén en capacidad de incorporarse al crédito de la banca privada. Una institución que no coloca recursos orientados a la inversión no puede considerársele como BDD.

 

Actualmente, la banca particular – específicamente las Cajas Municipales – atienden diez veces más pequeños productores agrarios y colocan diez veces más en monto que el Agrobanco (S/ 3,038 millones vs S/ 391 millones), por lo que si se desea incorporar al sistema financiero a los 600,000 pequeños productores hoy articulados al mercado y sin acceso al sistema financiero formal, la BDD tiene la responsabilidad de generar herramientas para que el sector privado se acerque más al campo.

 


El Banco Agropecuario-Agrobanco debe ingresar a esta nueva etapa, más allá de sus propias colocaciones, reuniéndose con los diferentes grupos de interés para apoyar sus gestiones de financiamiento a los pequeños productores, difundiendo sus herramientas como son las ‘Hojas de Producto’ (documentos con información cuantitativa de diferentes cultivos, calidades, y tecnología empleada, en diversas zonas, con data de inversión, costos de mantenimiento según rubro, rendimientos, demanda, etc…), desarrollando productos financieros que incluyan la inversión en pequeños equipos que mejoren la productividad, y les permitan capitalizarse, para enfrentar adversidades. En resumen, dedicando esfuerzos a la recopilación de información e investigación para el diseño e implementación de instrumentos y productos financieros innovadores, adecuados a la realidad de los sectores en los cuales se desenvuelve para su progreso y desarrollo.

 

La BDD, en los diferentes países, mantiene una relación estrecha y cercana con su Ejecutivo para contribuir con propuestas de  políticas de desarrollo en el sector agrario, tales como la implementación de un Fondo del Estado que cofinancie un seguro agrario que proteja la inversión del pequeño productor ante eventos climáticos, la articulación de los pequeños productores con las grandes empresas compradoras y exportadoras, el financiamiento a las cooperativas de agro insumos para sus integrantes, la expansión  de la asistencia técnica, capacitación, tecnología, y la orientación hacia nuevos nichos de negocio, entre otros. Por supuesto, reuniones permanentes con representantes de los principales gremios, incluso la formación de comités con estos para el desarrollo de sus asociados y cultivos.

 

El fondeo de la BDD proviene no solo de los aportes del Estado, sino también de líneas de crédito de la banca y, organizaciones internacionales, fondos de capital privados, mercados de bonos y capitales, buscando condiciones preferenciales para abaratar el financiamiento a los sectores que atiende, y de esta forma prioriza el otorgamiento de recursos a organizaciones (cooperativas, asociaciones, gremios, comunidades) de productores para que estas lo hagan a sus asociados, destinados a proyectos productivos.

 

La BDD debe convocar y participar en congresos, seminarios y reuniones con sus pares de otros países para conocer experiencias positivas. Propagar publicaciones con las lecciones aprendidas de sus investigaciones y gestión. Es fundamental establecer líneas de base para medir el efecto de la gestión, tanto en financiamiento como en asistencia técnica y capacitaciones, y cuando se trate de créditos individuales, establecer un límite de atenciones, de forma que el beneficiario una vez alcanzado dicho límite se dirija a la banca comercial.

 

En resumen, el Banco Agropecuario – Agrobanco, con más de dos décadas de funcionamiento, debe ingresar a una nueva etapa para convertirse en una real Banca de Desarrollo, no solo para el sub sector agrícola, sino para los tres restantes que integran el sector agrario o agropecuario: pecuario (ganado), forestal, y acuícola. Además, coordinar con el sector privado para financiamiento más allá del productivo, como el equipamiento, capacitación, infraestructura y vivienda.

 

UNA LICENCIA: en mi publicación del domingo 23 de febrero – ‘Los años dorados’ – omití dos nombres de peruanos importantes que nos dieron grandes satisfacciones deportivas en las décadas de 1960 y 1970: Eliana González del Riego, quien representó a Piura en torneos nacionales de tenis de mesa, y al Perú en competencias internacionales, siendo campeona sudamericana, y participando en olimpiadas. También, don Óscar Quiñones Carrillo (1941), Maestro Internacional, quien fue cinco veces campeón nacional, y participado en las Olimpiadas de Tel Aviv (1967), Siegen (1970) y Skope (1972). Hasta mediados de los 80, fue el único jugador del Perú en participar en el Interzonal y el primer jugador peruano en obtener el título de Maestro Internacional de Ajedrez. Gracias a José A. y Cristina Q. por recordarme de dos grandes peruanos, esperando que el Estado los reconozca y acabe con la frase de don Manuel González Prada: “Perú, que tratas a tus hijos como entenados”.


 

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