Estimado profesor, reciba mi saludo y felicitaciones por su pase a la segunda vuelta electoral para la presidencia del Perú. Ha cosechado las preferencias de un sector olvidado pese al crecimiento de nuestra economía, y ello demanda una gran responsabilidad, por lo que antes de criticar sus propuestas, es mi intención exponerle las consecuencias probadas en anteriores aplicaciones en nuestro país, con la expectativa que, dada su calidad de maestro, atenderá a las mismas:
• Nacionalización y estatización de empresas. En las décadas de los 70’ y el 80’ del siglo pasado, nuestro Estado tuvo gran participación en la actividad empresarial, tomando el control de bancos, minas, pesca, comercialización de alimentos, hidrocarburos, telefonía, electricidad, y hasta cines, convirtiéndose en propietario de 174 empresas públicas en 1977, y 223 a finales de 1990, que generaron pérdidas por 7,000 millones de dólares, casi la mitad del PBI de esa época, y déficits fiscales superiores al 10%. Esos recursos habrían servido para dotar de agua, colegios y hospitales a toda nuestra población. No fue lo único, y quizás lo recuerde, el servicio de las empresas estatales era pésimo: para obtener una línea telefónica se requería esperar 24 meses, y su costo en el mercado, ascendía a US$ 1,500
• Segunda reforma agraria. nuestro Agro – en especial la agricultura familiar - demanda políticas de desarrollo y articulación a los mercados, con programas sostenibles de asociatividad, asistencia técnica, financiamiento, infraestructura con pequeños reservorios, tecnología para acceder directamente al consumidor, entre otros, pero una reforma agraria no es la solución. La agroexportación posee 300 mil hectáreas aproximadamente, incluyendo pequeños y medianos empresarios. Si distribuyera ese número de hectáreas entre los 2.2 millones de productores con menos de 10 hectáreas, recibiría cada uno de estos la décima parte de una hectárea. Le recuerdo que dicha reforma agraria distribuyó tierras solo entre 18.5% de los productores, arrebató tierras a comunidades campesinas, y generó una caída del PBI agrícola, así como en el caso de cultivos como el azúcar, nos convirtió de exportadores de más de 480,000TN, en importadores, y las cooperativas formadas con las tierras expropiadas, terminaron en la quiebra y con deudas absorbidas por el Estado, con los impuestos de todos los peruanos.
• Eliminación de importaciones de lo que el país produce., lo cual es loable, pero en forma técnica y gradual. La eliminación de estas en el pasado produjo sobre precios, escasez e inflación. Recuerde que para adquirir un vehículo se debía pagar el mismo por adelantado y esperar para su entrega más de seis meses, y no me refiero de alta gama, sino tractores y camiones para la producción y el transporte.
• Renegociación de contratos. Tenga usted en cuenta que los contratos no pueden modificarse arbitrariamente, pues nos expondría a demandas internacionales y posibilidades de embargo de nuestras reservas y activos en el extranjero, así como perjudica nuestro comercio exterior. Se conoce poco, pero cuando el Estado peruano dispuso el embargo y expulsión de la IPC a finales de la década del siglo pasado, finalmente nos costó US$ 22 millones. La renegociación, como se hizo en Bolivia, es factible en la medida de acuerdos entre ambas partes, pero ello afectaría el arribo de nuevas inversiones ante una eventual desconfianza, generando la dificultad para la creación de nuevos empleos.
• Pobres contra ricos. No recurra usted a esta dicotomía que solo atiza odios. No olvide que 40% de los peruanos constituyen una clase media que, en la historia de todos los países, ha sido el motor del desarrollo, y que con su esfuerzo ha conseguido adquirir propiedades que apoyan en su economía. Además, en el día del Trabajo, saludó - y es positivo -a los obreros del país. Tenga en cuenta que los empleados también pertenecen a la clase trabajadora, así como profesionales como los maestros, fuerzas armadas y policiales, y médicos, entre otros.
• Cierre del Tribunal Constitucional. Considere que los peruanos no tendríamos una instancia que preserve nuestros derechos, así como la posibilidad de anular leyes inconstitucionales. En 1997, la mayoría congresal destituyó a tres magistrados del TC, lo cual permitió una ley de ‘interpretación auténtica’ que permitía la reelección. El TC es la mejor garantía de un Estado de derecho y un gobierno democrático, como también lo es la Defensoría del Pueblo.
• Autonomía del BCR. Atentar contra la elección de los directivos del BCR es sumamente peligroso. Esta independencia es la que impide se produzcan procesos inflacionarios como en el siglo pasado, cuando los precios – recuerde usted – se incrementaban cada hora, y la inflación es el impuesto más terrible para los peruanos de menores recursos, los pequeños emprendedores, y la generación de empleo.
• Sistema financiero. Demanda sustantivas correcciones como la eliminación de comisiones que no responden a servicio alguno, el establecimiento de una relación entre la tasa de interés pasiva y activa, seguro familiar agrario cofinanciado por el Estado que proteja la inversión contra eventos climáticos, fondos de cobertura del Estado para la agricultura familiar, apertura para el ingreso de nuevas instituciones, y mayores posibilidades de servicios a las cajas municipales; no obstante, en diciembre de 2002, la banca comercial y las cajas municipales tenían 437 mil deudores, con colocaciones por S/ 31 mil millones, y solo 1,200 millones en el agro, a 19 mil productores. En diciembre 2020, las colocaciones del sistema financiero formal -sin considerar la banca estatal y las cooperativas - ascendieron a S/ 370 mil millones, S/ 13 mil millones en el agro, incluyendo 234 mil pequeños productores. El crecimiento ha sido sustancial, aunque no es suficiente, pero se logra construyendo, no destruyendo.
• Sistema de pensiones. Soy uno de los peruanos que aportó a la ONP durante 14 años y no he tenido beneficio alguno. El sistema privado requiere mejoras, tales como la creación de un Fondo -por parte del Estado y un porcentaje de las utilidades de las AFP – para incrementar las pensiones de jubilación de aquellos que no alcanzan siquiera el sueldo mínimo, evaluar un aporte de solidaridad entre quienes ganan más, pero el sistema público ha fracasado dejando sin protección a millones de mayores, y el privado cuenta con más de 5 millones de afiliados. No hay en nuestro país esa cantidad de ricos.
• Prensa. Intervenir la prensa, aún con sus excesos y barbarismos gramaticales, es un grave error. Está probado que en los regímenes donde esta ha sido intervenida, es donde más corrupción se ha producido. El régimen militar de los 70’ en el siglo pasado tuvo también su Super Epsa, entre otros. Y usted es enemigo de la corrupción, como todo peruano de bien.
• Deuda externa. Ya tuvimos un gobierno que se negó a pagarla. Las consecuencias fueron funestas: nos quedamos sin líneas de crédito internacionales y el crédito, prácticamente, se esfumó. Quedamos fuera del sistema económico internacional, que puede ser criticado, pero es el que rige a todos los países, incluyendo a China y Venezuela, donde negocia su petróleo y hasta le vende a Estados Unidos. Ciertamente, hay que comenzar a cumplir con la deuda interna, a los maestros, fonavistas y tenedores de bonos de reforma agraria. Hay formas, además del efectivo, como son el pago con activos del Estado, reducción de impuestos, entre otros.
• Asistencia a debates. No importa cuál será su intervención, sino su actitud, y además son organizados por el JNE, que puede no serle simpático, pero usted está compitiendo con sus reglas. En el ‘Martín Fierro’, la obra de José Hernández que, sin duda usted como maestro habrá leído, el personaje esboza una frase que establece la principal característica que debe poseer cualquier gobernante de cualquier país: “yo soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno”.
Es probable usted piense que el suscrito no ha caminado por el país. Le aseguro que sí: Pangoa, Satipo, Pichanaki, Pozuzo, Santa Rosa, Atalaya, Caballococha, San Francisco en el VRAEM, por mencionar algunos lugares. Quedo muy agradecido por su atención recordándole que, dependiendo de su proceder, la historia le recordará, sea como candidato o en caso de ganar la elección.
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