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Carlos Ginocchio / Calipigia o bellas nalgas (2 de 4)

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Tratado de la calipigia o de las bellas nalgas


Más allá de fraseología y semántica existen lo que se denomina “Rumpología” o “Anomancia”, y aunque no figuran en el diccionario de la RAE, las definió el académico estadounidense Robert Todd Carroll (autor de “Rumpología para dummies”) como “el arte de leer las líneas, grietas, hoyuelos, verrugas, lunares y pliegues del derriere de un cliente” para conocer que le depara el futuro. Una defensora de esta paraciencia (temas científicos subsidiarios y accesorios, alejados de la corriente principal establecida y los paradigmas, según Wikipedia) es la astróloga Jackie Stallone (mamá de Rocky) quien afirma “no es necesario el cliente se desvista ni evaluar a fondo su ano, bastando una mirada superficial a su trasero”, donde el glúteo izquierdo representa el hemisferio cerebral derecho y con su lectura se puede descubrir el pasado, y el glúteo derecho, identificado con el hemisferio cerebral izquierdo, permite predecir el futuro de su propietario.


En un web encuentro que el fotógrafo mexicano, Arturo Pizá Malvido, promociona su método para leer las nalgas, afirmando que “las contracciones del esfínter anal se relacionan con la personalidad y el comportamiento y existen 33 arrugas a estudiar, relacionadas con el deseo, la lógica, el amor y distintos aspectos de la personalidad: timidez y sensualidad”, e increíblemente, la falta de aseo indicaría lucidez intelectual, energía y salud mental. La revalorización del guarro.


El vidente y rumpologista alemán Ulf Beck (los teutones se caracterizan por ser buenos científicos) estableció la manera de calificar a sus clientes para describir su personalidad, según la forma de sus nalgas: Manzana (carismática, dinámica, creativa), Pera (firmeza y paciencia), Redonda (alegría y optimismo), Plana (negativa y depresiva). Acaso por ello es que el género masculino ignora los traseros planos.


La modelo Susy Cortez declaró que sus nalgas serían el oráculo del mundial de Rusia 2018 para traerle suerte a su país, pero su derriere no funcionó pues el Scratch fue eliminado en cuartos de final por Bélgica.


Hoy se han definido nuevos alcances de la Anomancia, señalando que células del aparato digestivo otorgan posibilidades premonitorias ante “eventos futuros o temores relacionados con la etapa anal del desarrollo psicológico que se traducen en vibraciones protoplásmicas que son enviadas hasta el recto en calidad de información genética de resonancia, bastando sentar al cliente con las nalgas peladas en una fotocopiadora y solicitarle expulse una ventosidad, para en ese instante accionar el equipo y obtener una radiografía del trasero en acción, procediendo al análisis del sonograma impreso, al que se le trazan dos líneas divisorias, y a cada una se le aplica la exégesis correspondiente”. ¿Entendieron?, si es así los felicito porque, personalmente, no tengo experiencia en estas paraciencias.


Un estudio de la Universidad de Pittsburgh señala que la grasa de los tejidos alrededor de los glúteos es la principal fuente de ácido docosahexanoico (ácido graso de la serie Omega 3) importante para el desarrollo del cerebro y la capacidad intelectual. Aclara que no es el tamaño sino la curva: “la curvatura en las vértebras femeninas ayuda a manejar el aumento de peso durante el embarazo y lo distribuye por toda la pelvis, evitando el estrés debido al cambio de centro de masa”, y por supuesto el género masculino no dejará de voltear su mirada, algo conocido por las marcas de blue jeans y pantys.


La literatura no es ajena a estos músculos. El epistológrafo ateniense Alciffrón, en el siglo II DC, expone en sus “Cartas de cortesanas” que “lo más divertido fue la discusión que enfrentó a Trialides y Mirrina: se trataba del trasero, de quién lo tenía más bello y delicado. Mirrina, para empezar, se soltó el cinturón —su túnica era de seda— y bajo aquel velo transparente se puso a mover las nalgas, volviendo la cabeza hacia atrás para controlar sus movimientos; luego, comenzó a emitir suaves gemidos, como si estuviese haciendo aquella cosa que, por Afrodita, no dejó de turbarme”


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