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Foto del escritorCarlos Ginocchio

Carlos Ginocchio / Activando la banca de desarrollo 



En un congreso internacional tuve la oportunidad de departir con importantes directivos de la BDD de diferentes países, en una sesión aparte de las exposiciones públicas, donde los presentes emitieron apreciaciones respecto a estas instituciones, que considero relevante, y constituyen ‘lecciones aprendidas’:

 

·        La primera se resume en el dicho “ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre”, refiriéndose a que directores de instituciones de Desarrollo acatan al pie de la letra lo que les instruye el Ejecutivo, aun cuando no sea técnico, pero también hay los extremistas que ponen distancia de lo que vislumbran como ‘político’. La realidad es que la BDD debe promover políticas (no hacer política) en base a criterios especializados, con propuestas de desarrollo al Ejecutivo, que beneficien a los emprendedores de menos recursos, y al país, pero que sean sostenibles

·        Existen funcionarios que construyen propuestas y productos desde sus gabinetes, y cuando mucho, viajan a las zonas que involucrarán en dichos planteamientos, permaneciendo durante horas o un solo día, y con ello justifica sus apreciaciones, y se sienten satisfechos, soslayando la investigación, la evaluación de antecedentes, el análisis de diferentes casos de éxito y fracaso, entre otros aspectos. Por supuesto, siempre apelando a grados universitarios como si con estos bastara para conocer la realidad.

·        El tercer concepto constituye un intríngulis, pues se mencionó que algunos directivos por tratarse de una institución financiera, tienen la convicción que su función está únicamente en el crédito, el que es una herramienta importante, pero por sí solo no contribuye al progreso del emprendedor y del país. Son necesarias, además, la asistencia técnica, la articulación a los mercados, la capacitación en la gestión empresarial, la organización y asociación, la dotación de infraestructura, la tecnología, y hasta la propuesta de normativa y legislación. No olvidemos se trata de instituciones de Desarrollo.

·        Una creencia equivocada es que, ante una situación complicada es el Estado y su BDD el llamado a solucionarla. En esa convicción el problema se convierte en irresoluto y continúa vigente durante años. El directivo capacitado de una BDD idónea, tiene claro que el sector privado es la mayor locomotora para el desarrollo y la generación de empleo, por lo que la función pública está en la capacidad de crear y generar el ambiente y las condiciones para su futura intervención e inversión. Este pensamiento es reforzado por diferentes gremios que, ante un atolladero, recurren al Estado para su atención y asistencia, y muchas veces, el gobierno de turno (lejanos a una calidad de estadista), por captar votos dispone lo solicitado, sin reflexionar que en el mediano plazo – a veces en el corto – la solución adoptada culmina en un desastre.

La BDD tiene su función en lo que justamente su nombre indica, y no es el salvavidas de los problemas que se presentan diariamente; más aún, su misión está en preparar soluciones previendo ese tipo de emergencias, como pueden ser plagas, eventos climáticos, caídas del mercado, incremento del costo de insumos, escaseces, y, además, oportunidades de inversión para el crecimiento de sectores donde el país donde se desenvuelve posee fortalezas.

·        La BDD trasciende el corto plazo, en sus funciones está vislumbrar el mediano y largo plazo, y para ello son necesarias la investigación, las encuestas, las reuniones con gremios y líderes de opinión como su convocatoria, y por supuesto la experiencia de sus directivos en instituciones, problemáticas e instituciones relacionadas con la misión de la institución de Desarrollo.

·        No puede denominarse como BDD la institución que no coloca parte importante de sus fondos en inversiones de proyectos productivos, rentables, y sostenibles. Son la capitalización y el ahorro los que hacen grande a un país, y la mejor defensa del pequeño emprendedor ante situaciones adversas. El solo crédito para capital de trabajo convierte a la BDD en un banco comercial, aunque hasta estos otorgan financiamiento de mediano y largo plazo.

·        Es trascendental que los directivos de la BDD tengan la capacidad de convencimiento de sus proyectos al Ejecutivo, y al Estado en general, para lo cual se requiere solidez en los fundamentos. El gobierno y un importante sector de la opinión pública, en muchos casos, lo que es una inversión con resultados futuros económicos, sociales y de generación de empleo, positivos y sostenibles, lo considera un gasto o un subsidio – y en algunos países la sola mención de subvenciones genera un cargamontón – antes que una inversión. En gobiernos sin visión de futuro y en piloto automático, ello es frecuente

·        El Ejecutivo y el Congreso, por lo general sucumben a la tentación de legislar en todo tema. Ahí están los casos de la prohibición de consumir, fabricar, importar y vender chicles en Singapur o prohibir a los adultos salir a pedir dulces durante el Halloween, en Chesapeake (Virginia). Encorsetar a la BDD afecta su gestión, por lo que lo recomendable es que antes que leyes, más difíciles de modificar, se rijan por políticas de Estado y estatutos propios.

·        Cuatro elementos son fundamentales en toda operación crediticia de la BDD, como una brújula: a) la asistencia técnica como acompañamiento, b) el establecimiento de una línea de base para medir el impacto de la colocación, c) la constatación que existe mercado y demanda del producto o servicio que financiarán, y d) la condición de tratarse de un proyecto que una vez iniciado su desarrollo no necesitará las ventajas de la BDD, y se regirá por las condiciones del mercado, promoviendo el ingreso de los privados. Las alianzas público-privadas son una excelente herramienta para ello.

·        La BDD es una institución que bien gestionada está en capacidad de realizar propuestas que promuevan el crecimiento y progreso, pero no resuelve lo imposible y, hay situaciones en las que se debe reconocer la inejecutabilidad de algunas propuestas.

·        Finalmente, aunque existe una línea delgada entre el financiamiento para el desarrollo y el que representa claramente una asistencia, es importante diferenciarlos, y mientras el segundo debe otorgarse solo para casos puntuales, graves, y temporales, con el primero no se debe acostumbrar al beneficiario a gozar siempre de dicha ventaja, de forma que se vuelva conformista y dependiente siempre del Estado. 

(CONTINUARÁ)


 

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