¿Por qué las instituciones financieras consideran el sector agrario de alto riesgo?, esencialmente por tres aspectos: la imprevisibilidad de los eventos climáticos, la informalidad del sector, y su escasa articulación a mercado. Por ello, las propuestas para masificar el crédito, son las siguientes:
• Implementación del un seguro agrícola comercial que proteja la inversión del pequeño productor ante eventos climáticos, obligatorio con el crédito, y cofinanciado por el Estado, como sucede en la mayoría de países de América Latina, y que es diferente al seguro catastrófico, que no resuelve este problema. Este cofinanciamiento se debe considerar como una inversión antes que un subsidio, pues al incorporarse más productores al crédito se generarán mayores compras de agro insumos, y por ende, mayor recaudación de impuesto a las ventas. Por supuesto, se mejorará el clima social en las regiones y se reducirá la pobreza.
• Creación de un fondo de garantía por parte del Estado para los créditos que otorgue el sistema financiero a pequeños productores, que avale porcentajes entre 50% y 70% del crédito, dependiendo el tamaño del productor, la región y el cultivo, con exigencias de tasa máxima (debe reducirse al minimizarse el riesgo con el seguro comercial y el fondo de garantía), y la inclusión de asistencia técnica. Por supuesto, con limitaciones de los avales de acuerdo al patrimonio de cada institución financiera y el número de veces máximo que se avala a cada productor, otorgándole un plazo para que se convierta en sujeto de crédito por sí mismo.
• Conversión de certificados de posesión sin litigios en Registros Públicos, manteniendo la propiedad unificada en el caso de las comunidades nativas y campesinas.
• El desarrollo del sector forestal es importante para generar empleo en sierra y selva, combatir la pobreza, mantener el ambiente, reducir importaciones y generar divisas, pero requiere de inversiones a largo plazo (10 a 15 años) y a costos adecuados, para lo cual se puede utilizar fondos de las AFP, con el aval del Estado, y ante éste, las garantías de los inversionistas.
• Potenciar a la banca de desarrollo como institución para créditos de preferencia a productores asociados, financiando inversiones que les permitan capitalizarse, y asumiendo un nuevo rol de transmisión de su tecnología a las instituciones financieras comerciales.
• Integrar programas orientados a promover asociatividad con los de asistencia técnica, financiamiento y articulación a mercados, con el objetivo de convertir a la agricultura de subsistencia en organizaciones sujetas de crédito.
Si en 20 años hemos crecido casi en 200 mil créditos, con estas herramientas en una década podríamos incorporar al crédito formal por lo menos al doble de productores.
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