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Carlos Anderson

Carlos Anderson / Sistema financiero: el día después 

No existe economía potente, competitiva y moderna sin un sistema financiero igualmente potente, competitivo y moderno.

 

Dada su enorme influencia en el quehacer económico del Perú, su profundo conocimiento de la dinámica financiera del desarrollo económico y su demostrada influencia, uno hubiera esperado que fuera el propio Julio Velarde—el economista más admirado del Perú—quien impulsara la más que necesaria transformación de nuestro sistema financiero.

 

Desafortunadamente, no ha sido ese el caso. No lo ha hecho en casi dos décadas al frente del BCR ni lo hará hasta el día que abandone el puesto. No está entre sus prioridades.

 

Tal vez su papel histórico como presidente del Banco Central haya sido el de erradicar para siempre en el Perú nuestra proclividad al alza sistemática en el nivel general de los precios—inflación—y a su más grave consecuencia: el debilitamiento de nuestra moneda.

 

Así las cosas, su papel en la historia económica del Perú está más que asegurado. Se ha ganado con creces el pedestal desde el cual mira al resto de los mortales. La política monetaria—con Julio Velarde como presidente del BCR—seguirá marcando nuevos hitos de excelencia, “a lo Messi”, dejando la valla altísima a cualquier sucesor, el día que decida pasar al retiro.

 

Pero, a pesar de cierta modernización, la verdad es que seguimos teniendo un sistema financiero plagado de oligopolios, con unos cuantos bancos que además tienen compañías de seguros, financieras, AFPs, etc., con todo tipo de conflicto de interés. Y para colmo de males, con un nivel de regulación tímido, laxo y con una puerta giratoria entre regulados y reguladores que pone en duda la bondad del sistema de regulación financiera.

 

¿A qué tipo de modernización faltante me refiero? Para comenzar, a pesar de la notable estabilidad de estos últimos 20 años, no ha aumentado mayormente el nivel de profundización financiera. No se han “completado mercados”—no existe, por ejemplo, ni un mercado de derivados como el MEXDER de México ni un mercado de garantías financieras (de bonding) como los que existen en México y Colombia. No existe un verdadero mercado de capitales—el mercado de acciones es casi inexistente y el de bonos es igualmente enano.

 

Tampoco hemos avanzado todo lo que se podría haber avanzado con relación al mercado de “fintechs” los cuales más bien encuentran un cierto grado de hostilidad por parte de la SBS, con el beneplácito implícito de los bancos.

 

Modernizar el sistema financiero es una condición necesaria, aunque no suficiente, para volver a transitar por un sendero de crecimiento rápido y sostenido. Para ello será necesario un liderazgo que esté a la altura del legado que sigue construyendo con dedicación el gran Julio Velarde. Hagamos votos por ello.


 

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