La competividad masiva o los bombazos de una imposición imperial 'reforzada' militarmente: that is the question, esa es la disyuntiva. Inglaterra fue desplazando como imperio a España siglos atrás, más por la revolución industrial y el conocimiento masivo difundido que ello implica que por su armada naval. La mayor productividad de la industria -usufructuada casi toda por los dueños del capital- la puso adelante de la etapa mercantil comercial naviera rentista de los ibéricos. La propia mentalidad 'propietal terrateniente' feudal, la aspiración a tener descendientes curas, abogados y militares y no el 'trabajo manual sucio' es propio de las mentes monarquicas heredadas de los españoles.
La productividad del trabajo mecánico -hoy mecatrónico fusionado a lo digital electrónico, a 'silicon valley'- y la 'cultura tuerca' del ciudadano medio es clave en el desarrollo industrial, si es eso lo que se anhela en vez de neoliberlmente exportar piedras por ajenos al país mayoritario e importarlo todo a otros más ajenos todavía.
EEUU hace rato que no necesitaría prevalecer desde 'su armada imperial', sus portaaviones y sus misiles, golpes de estado e invasiones crueles y criminales, sosteniendo violentamente mercados, grupos locales y monopolios con la violencia que ejercen sus tropas, sino desde sus inmensas y notables habilidades técnicas masivas.
Tiene actualmente una red global de bases militares en como 160 países (!!) con personal militar norteamericano propio mayor a 10 mil personas de tropa nada más que en una sola base alemana, y hay (año 2013, fuente Pentagon) alrededor de 5000 bases en el mundo, 4400 en su territorio y 600 afuera. El presupuesto anual militar 2021 aprobado es de $720,000 millones (casi cuatro años de todo el PBI peruano), aparte de las inversiones y exportaciones de armas por cientos de miles de millones de dólares, entrenamiento y maniobras de ejércitos ajenos sometidos. Su presupuesto es mayor varias veces al de las potencias otras sumadas.
China, hoy un posible imperio emergente -que lamentablemente actúa como tal en territorios fuera- no basa su 'conquista del mundo' en tantas armas sino en su propia productividad y la cultura técnica de punta masiva. Otros países desarrollados tampoco tienen esa proporción gigantesca de valor producido para el complejo industrial militar. Ese ese gasto originó ya cuando Vietnam devaluaciones necesarias del dólar por la emisión inorgánica para gastos militares, y el cambio hacia el patrón oro nuevamente en los años setenta. Es decir, nos arriman con esas devaluaciones su propio fondeo militar de las botas con que mantienen su dominación mundial.
El anciano abuelo en EEUU fabricando un helicóptero (!!) en su casa es la vía, el camino para EEUU, no los misilazos. El formidable e increíble lado técnico masivo del ciudadano trabajador común norteamericano fue expandido gracias a una educación pública barata, 'estatista populista' masiva, subsidiada o gratuita. ("¡Horror! Eso espanta con impuestos las inversiones!!", gritan los/las neoliberales histéricos y sus falacias sin neuronas).
Me acuerdo ahora de dos situaciones donde esa cualidad sale a relucir: un programa en vivo de cuatro horas ponía a concursar a cuatro o cinco personas como el abuelo, hombres o mujeres, enfrentando el reto en un 'junkyard' (botadero) de fierros viejos de fabricar algo inesperado (una máquina de pelar papas, un robot primario, un carrito a motor con ruedas) y siempre al menos uno lo lograba en ese tiempo mínimo. Otra anécdota me la contó un asesor de los sindicatos más radicales y combativos de la historia argentina reciente, los de la 'línea roja del Paraná', los del Cordobazo revolucionario obrero. Llegó a gerenciar una empresa petroquímica un gerente técnico contratado, norteamericano.
Era 'el imperialismo' en su idioma, ahí al frente, para negociar reclamos justos. Había que 'medirlo' y se desató una huelga de presión. Al margen de su ánimo concesivo o injusto, el hecho es que en un fin de semana el gringo construyó en su casa UN AVIÓN personal, chico. Y como entreteniéndose sobrevoló la planta. Los trabajadores que lo vieron se admiraron, esparcieron la voz, y el respeto que se ganó -en un país de cultura 'tuerca' donde 'la máquina' es como un pariente más de la familia- facilitó como nunca antes el entendimiento.
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