Hildebrandt gira y gira, por encima de todos. A veces es Vargasbrandt, coincidente con el Nobel en sus diatribas miameras anticomunistas al 99%. Antes, a veces -a veces no, los insulta, aunque no tanto- amigazo de los apros de Alan García y los apristas cultos, criticados con pluma amigable. Ataca eso sí, siempre, como dictadura estalinista inexorable a cualquier socialismo, ni qué decir a Cuba y al chavismo: no hubo allí un asedio de 60 años ni contra Venezuela diez intentos de golpes CIA pinochetistas ya por 20 años, no liderados por Elliot Abrams y Otto Reich, no para nada ellos unos genocidas asesores de Ríos Montt, el dictador fiero guatemalteco de EEUU en los ochenta.
Tampoco hubo el Comando Sur en la frontera colombiana con aviones y tropas, ni sabotajes y bloqueo militar y económico, ni sanciones, ni Duque. López y Guaidó, el guarimbero terrorista entrenado, ¿realmente existen? De pronto, César gira súbitamente hacia la esperanza que le suscita nada menos que Javier Heraud, el poeta guerrillero foquista entrenado consciente y militantemente en la 'espantosa Cuba'.
Y ahora, hoy, ensalza y apoya a Hernando de Soto (!!), el personaje de lujo embaucador de los marginados 'irrentables', creados por el neoliberalismo de Reagan que lo premió, en un elogio que ni el mismo Reagan. El lujoso bullshitero enuncia hoy en un tuit que "Junto con el desbloqueo de las minas daremos a los campesinos en la superficie de los yacimientos mineros las certificaciones que necesitan para que, al igual que los mineros, tengan los instrumentos necesarios para defenderse en pie de igualdad".
El boquiabierto César no se da cuenta de lo que su candidato favorito -que lamentablemente no tiene chance, dice- pretende privatizar hasta el subsuelo minero en favor de sus clientes inversores, a cambio de un ripio como 'accionistas' minoritarios para los comuneros campesinos. Igual hizo con el eskimal disfrazado que trajo, lo mismo pretende con nuestra selva comprando a los indígenas, e igual fueron las playas de “Eishia” al sur de Lima expropiadas por centavos a las comunidades.
Hildebrandt es un gran periodista, impredecible “[…] sólo cuando respira”, como diría Pïlar Mazzetti.
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