Hacia una cruzada nacional contra el hambre, con orden, dirección y unidad
En el primer trimestre del año, algunas voces -autorizadas- señalaron que la producción de alimentos por parte de Perú caería hasta en un 40%, debido a la escasez y elevación de los precios de los fertilizantes a nivel mundial, a lo que se sumó una menor oferta internacional de alimentos como maíz, trigo, soya, aceites, entre otros, los cuales importa de manera dinámica nuestro país, generando incertidumbre en la población. Sin embargo, todo esto solo se trató de meras especulaciones.
En las últimas semanas, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) ha indicado que la campaña agrícola 2022/2023 va a alcanzar niveles productivos similares a la obtenida en la campaña anterior (2021/2022), sobre todo en los principales productos que forman parte del menú diario de las familias peruanas como son arroz, papa, entre otros. Esto nos indica que si hay una crisis alimentaria en nuestro país no será por falta de oferta de alimentos.
En este momento, dada la coyuntura y dado el desarrollo histórico de los cultivos, podemos afirmar favorablemente que nuestra agricultura ha salido adelante, generando la oferta necesaria para cubrir las necesidades de alimentos de la población.
Es importante destacar que el disponer de menos fertilizantes no es de trascendental impacto para el agricultor peruano, ya que ha aprendido a generar su propio paquete tecnológico. Si no logra adquirir los fertilizantes sintéticos (químicos) que requiere para su producción, lo sustituye por abonos orgánicos (guano, compost, entre otros), fruto de su propia experiencia y la experiencia histórica del cultivo local.
Dada la estructura de la agricultura familiar, el agricultor familiar consolidado tiene como reubicarse para financiar su fertilizante, el problema sería en la agricultura familiar de subsistencia, en donde de verificarse realmente que habrá falta de fertilización, las oficinas regionales agrarias podrán identificar a aquellos agricultores que merecerían -focalizadamente- recibir cualquier tipo de apoyo, subvención o subsidio que en algún momento el Gobierno llevase a cabo. Con ello se lograría una mayor productividad, y consecuentemente, les generaría ingresos adicionales.
Replicar acciones
Sobre esa ayuda social que requerirán los más pobres, es importante ver acciones aleccionadoras del pasado como el Programa Nacional de Apoyo Directo a los Más Pobres “Juntos”, que se inició a fines del 2005 y que obtuvo resultados importantes, no solo en la reducción de la pobreza monetaria, sino también contribuyó a incrementar el nivel de porcentaje de niños y niñas educándose, y aumentó el porcentaje de menores que asistieron a los centros de salud para su control de talla y peso, buscando de esa manera reducir la desnutrición crónica infantil en nuestro país.
“Juntos” fue un mecanismo de transferencias condicionadas. Se entregaba S/ 100 mensuales a las madres de familias más pobres del Perú en las regiones de Ayacucho, Apurímac, Huancavelica y Huánuco, empoderándolas para un mejor uso y distribución de los recursos económicos que se ponían a consideración. Los resultados de dicho programa han sido evidentes y tangibles en el tiempo, y consecuentemente contribuyó decididamente a la reducción del índice de pobreza en el país, en más del 50% (pasó de afectar, del 55% al 22% de la población).
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