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Alfonso Velásquez / Reactivando la economía de abajo hacia arriba

Actualizado: 21 may 2020


Actualmente en el marco del COVID19, se han generado migraciones (caminatas) de retorno de pobladores a sus zonas originarias, motivadas básicamente por la pérdida de las condiciones laborales, económicas, alimentarias y de vivienda que los mantenían en las ciudades. Estas condiciones las pueden recuperar en sus pueblos de origen, dado que allá se encuentran sus familias, tierras y costumbres, que años atrás abandonaron por falta de oportunidades.


En el escenario POSTCOVID19, este grupo poblacional, al igual que las poblaciones que los acogen de regreso, necesitan recibir el apoyo inmediato y prioritario del Estado. Una estrategia de este tipo puede resolver dos problemas que por décadas no hemos podido solucionar: las migraciones del campo a la ciudad y la pobreza rural y urbana. Hoy se dan un conjunto de condiciones propicias para poner en marcha la solución con éxito: i) se han reducido las diferencias entre el campo y la ciudad para el acceso a medios de producción (comunicaciones, vías, electrificación), ii) se ha revalorizado la agricultura peruana y con ella el trabajo en campo, iii) los mercados internacionales demandantes de productos agrícolas (Norteamérica, Europa y Asia) vienen creciendo, y iv) existe tecnología local para generar mayor productividad (cantidad) y competitividad (ventanas de oportunidad).


En los últimos 10 años, las exportaciones no tradicionales han crecido favorablemente; denominadas así en clara alusión a que no conforman ese grupo de productos tradicionales (minería, petróleo, pesca y café), que sostuvieron la economía peruana durante el siglo XX, vienen cediendo su lugar al componente agropecuario de las “no tradicionales”, siendo los productos más destacados las uvas, paltas, espárragos, arándanos, quinua, aguaymanto, cacao y tara.


Hoy más que nunca, todos los factores de producción (capital humano, recursos técnicos, recursos financieros y articuladores de mercado) están a mano, disponibles y esperando hace varios años que se utilicen de la manera adecuada, hagámoslo posible ahora que es el momento en que la ansiada recuperación económica lo necesita.


El capital humano está representado por la gran cantidad de pequeños productores agropecuarios, asociaciones y cooperativas existentes, producto del trabajo de más de 20 años de los sectores MINAGRI y MIDIS; estos pueden consolidar mayor producción y/o realizar una transformación primaria, logrando mayor valor agregado. Los recursos técnicos están disponibles hace quinquenios, en manos de los programas del MINAGRI (Agrorural, Agroideas, Senasa e Inia) y de PRODUCE (ITP y Red de Cites), los que deben proveer la asistencia técnica y transferencia tecnológica adecuada y descentralizadamente. Los recursos financieros se encuentran disponibles en varios fondos concursables en manos de MINAGRI (Agrorural, Agroideas, PNIA, Procompite), PRODUCE (Innóvate Perú, PNIPA, Procompite), MINCETUR (Programa de Apoyo a la Internacionalización – PAI, Turismo emprende, ferias internacionales); y los articuladores de mercado están presente no sólo por el lado público (Minagri, Produce y Mincetur), sino también por el lado privado, en una masa crítica de agroexportadores que necesitan consolidar volumen exportable de calidad, para atender la creciente demanda de los mercados que ya vienen atendiendo.


La estrategia del desarrollo japonés de postguerra, luego utilizado en casi toda Asia, se basa en el movimiento OVOP (One village one product), que en Perú ha sido denominado por MINCETUR como: “un pueblo un producto”; la idea es que las comunidades produzcan selectivamente bienes con alto valor agregado, en los que tengan ventajas comparativas a otras. Esto funciona, lo dicen los líderes mundiales en producción y comercio, no hay que inventar, sólo ejecutar.


Debemos iniciar desde la reactivación POSTCOVID19, y sin descanso impulsar la pequeña agricultura por los siguientes meses y años; centrarnos en aquellos productos que cuentan con un claro mercado, y para ello no hay que hacer mayor investigación, la demanda ya está dada, sólo necesitamos que las zonas productoras del país se pongan a trabajar. El trabajo de identificación ya está hecho, el MEF, Mincetur y Minagri, los tienen a disposición hace varios años en la forma de Planes Regionales Exportadores (PERX regionales), Pautas Metodológicas para financiamiento PROCOMPITE de los principales 10 productos con potencial exportador y de mercados retail nacionales: berries (arándanos, aguaymanto, frambuesas), cacao, café, palta, queso madurado, quinua, tara, textiles y fibras naturales, trucha andina y turismo rural.


La estrategia se debe basar en:

  • Generar una red de apoyo público (sectores) y privada (industriales) de apoyo a la estrategia.

  • Construir una plataforma de nuevos gestores de capacitación y producción, para poder organizar la fuerza productiva que van a tocar la puerta a las empresas “tractoras” (que jalen la oferta y la acerquen a la demanda), porque ya exportan.

  • El MINEDU, no debe quedar fuera de la plataforma de capacitación y producción, debe ser más bien quien la motive a través de sus Institutos y Escuelas de Educación Superior Tecnológica (IEST); desarrollando sílabos para poder transmitir lo que se necesite aprender para impactar al desarrollo desde el campo.

  • Involucrar a los inversionistas chinos que vienen invirtiendo en puertos en costas americanas (como el caso del puerto de Chancay), donde podrían canalizar financiamiento para frutas, quinua y alpaca (carne y fibra), que son sus objetivos.

  • Dinamizar la inversión pública productiva desde los gobiernos subnacionales, que en el corto plazo se puede realizar a través del Procompite y el artículo 62 de la Ley de Presupuesto 2020 (transferencias financieras); con mayor razón después que el COVID19 ha generado un gran retraso en la inversión pública, que no podemos darnos el lujo de dejar sin ejecutar.

  • Traslapar los PERX, OVOP, PROCOMPITE y los Corredores Logísticos del MTC, para así facilitar en tiempo y calidad, la atención de los productos con demanda en China, que sin duda será el mayor mercado post pandemia.


En conclusión, estaremos potenciando la estrategia “Cómprale al Perú”, sumándole el componente “Exporta Perú”; sólo basándonos en productos estrella, con valor agregado, con apoyo de industriales y sectores públicos, con la participación de base de los institutos técnicos y de investigación. Con ello, la reactivación será posible de abajo hacia arriba y en tiempo récord. Imaginemos un futuro cercano, donde los graduados de secundaria puedan tener oportunidades económicas locales. Nuestra tierra es bendita en productos, la siguiente frontera es el desarrollo de la oferta de amaranto y habas para medio oriente.


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