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Alejandro Narváez / Morosidad se dispara (1 de 2) 




La morosidad en el sistema financiero peruano se dispara por el aumento de impagos

 

La morosidad en el sistema financiero es uno de los indicadores más reveladores del estado de salud de una economía, que refleja tanto la capacidad de pago de los prestatarios o deudores en los términos y plazos pactados como la efectividad de las instituciones financieras en la gestión de riesgos crediticios. En el contexto peruano, la situación al cierre del primer semestre de 2024 (1S24) presenta cifras alarmantes que merecen un análisis serio, dado el impacto que tiene la estabilidad financiera en el desarrollo económico y social del país.

 

El sistema financiero peruano (SFP) está integrado por un conjunto de instituciones, incluyendo la Banca Múltiple, empresas financieras, cajas municipales, cajas rurales y empresas de crédito. Cada uno de estos segmentos desempeña un papel crucial en las colocaciones o préstamos a diferentes sectores de la economía, desde grandes corporaciones hasta microempresas y consumidores individuales u hogares.

 

A junio de 2024, la morosidad o impagos en el SFP muestra un fuerte aumento entre las distintas categorías de instituciones y tipos de crédito. Este comportamiento no sólo refleja las diferencias en el perfil de riesgo de los clientes atendidos por cada tipo de institución, sino también la efectividad de las políticas de crédito y cobro implementadas por las entidades financieras.

 

Lógicamente, en un país atrapado entre crisis estructurales y un horizonte desalentador con elevadas tasas de interés (precio del dinero) propiciado por el banco central – dizque para combatir la inflación -  se espera el aumento de los impagos en lo que resta de este año. El último reporte de Scotiabank Perú y Credicorp advierte que las instituciones prestamistas no bancarias o microfinancieras, afrontan la morosidad más alta en 16 años.

 

Cifras alarmantes

Al comparar la morosidad o la cartera atrasada (créditos directos que no han sido cancelados o amortizados en la fecha de vencimiento y que se encuentran en situación de vencidos o en cobranza judicial) entre diciembre de 2023 y junio de 2024, se ve un aumento generalizado en la mayoría de segmentos, lo que revela un deterioro en la capacidad de pago de los prestatarios o deudores. En cifras globales los impagos se situaron en el 6.99% al 1S24 en promedio, lo que supone 100 puntos básicos más respecto a diciembre de 2023 (5.95%).

 

 

Si analizamos por entidades financieras observamos lo siguiente: 1) Las empresas financieras y las cajas rurales muestran tasas de morosidad significativamente más altas, especialmente en créditos a microempresas y consumo. La morosidad en las cajas rurales es particularmente alarmante, alcanzando un 30.35% en el caso de los créditos a microempresas.



Este nivel de riesgo puede estar vinculado a la volatilidad de los ingresos en las zonas rurales, la falta de acceso a mecanismos de mitigación de riesgos y la ausencia de apoyo por parte del Estado, 2) Aunque la morosidad en la Banca Múltiple se mantiene relativamente baja en comparación con otras instituciones, se ve un aumento en sectores clave como las medianas (13.11%) y pequeñas empresas (10.43%). Esto podría estar relacionado con un entorno económico en crisis que ha afectado la capacidad de estas empresas para cumplir con sus obligaciones financieras, y 3) No menos preocupante es la situación de las Cajas Municipales, sobre todo los préstamos otorgados a medianas (15.35%) y pequeñas empresas (7.96%).

 


 

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