La descarbonización en retroceso
Si a este panorama global de expansión en la demanda de petróleo y el lento avance de las renovables, se suman los recientes anuncios liderados por Alemania sobre la reactivación del consumo de carbón y la construcción de nuevas centrales eléctricas a carbón que tiene previsto China y la reciente instalación de una plataforma petrolera no tripuladas en el mar meridional, es difícil imaginarse que se pueda alcanzar el objetivo de 1.5 °C de aumento en la temperatura media mundial y la descarbonización de la economía. Los acuerdos de París (2015) son apenas un recuerdo mientras que los de la cumbre de Glasgow (2021) parecen extinguirse con las sanciones impuestas por occidente al petróleo y gas ruso.
Los actuales precios récord del gas natural no sólo están reduciendo la demanda mundial, sino que están obligando a algunos usuarios de esta energía a migrar al carbón y al petróleo. Por ejemplo, en Europa, el aumento continuo de precios está poniendo en desventaja de costos a muchas centrales de ciclo combinado (gas natural) respecto a las centrales alimentadas por carbón. La AIE estima que la demanda del gas caerá este año 2022 como los próximos ejercicios a escala mundial. En la Unión Europea, de largo el bloque regional más dependiente del gas ruso y, más afectado por el paquete de sanciones impuestas a Moscú, el precio del gas natural se ha multiplicado por ocho en menos de un año.
El cambio climático es un problema que atañe al planeta. Sin embargo, Estados Unidos ha abandonado el Acuerdo de Paris y la Unión Europea acaba de tomar la decisión de incluir en la clasificación o taxonomía verde al gas natural (energía fósil) y la energía nuclear. Por su parte, el presidente chino Xi, ya advirtió en enero último, contra una transición energética que interfiera con la "vida normal" de los chinos. Añadió, que la energía renovable debe volverse confiable antes de que se abandonen las fuentes de energía tradicionales. Más claro, ni el agua.
Millonarias inversiones en energía fósiles
El último informe anual Banking on Climate Chaos 2022, realizado por Rainforest Action Network y otros, revela que desde el Acuerdo de Paris 2015, los 60 bancos más grandes del mundo, financiaron inversiones en energías fósiles, con 4.6 billones de dólares y sólo en 2021 fue destinado 742, 000 millones. Los tres grandes bancos norteamericanos (Citi, Wells Fargo y Bank of América) en una reciente encuesta, preguntaron a sus accionistas si abandonarían los hidrocarburos por energías renovables, sólo el 11% estuvo a favor. En este escenario, la descarbonización de la economía, limitar el calentamiento global a 1. 5º C, es una quimera, al menos hasta 2050. Mientras haya dinero barato y abundante, y demanda de petróleo, nada hace proveer cambios en un horizonte cercano.
Apuntes finales
Quemando carbón, petróleo y gas, Occidente ha alcanzado niveles inéditos de desarrollo al que no están dispuestos a renunciar. En sólo 200 años hemos extraído del subsuelo unos combustibles que son el resultado de millones de años de fosilización. Era evidente que tendría consecuencias en el cambio climático que golpea tanto a países ricos como a países pobres, con la diferencia que estos últimos, no se han beneficiado de ese progreso, y sufren más al tener menos recursos para hacer frente a sus efectos catastróficos.
La retórica de descarbonizar la economía, de desengancharse de las energías fósiles, ha sido solo eso, retorica. En 100 años no ha pasado nada radicalmente nuevo, por ejemplo, en el transporte, uno de los que produce más CO2, se ha seguido utilizando el mismo motor de combustión con variaciones. Claramente, el ocaso del “oro negro” está muy lejos. Las energías renovables avanzan demasiado lento. El tratado de Paris debió haberse implementado mucho antes, pero no se hizo.
Referencias:
- El autor es Ex-presidente de Petroperú y Profesor Principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
- Este articulo también puede leerse en: alejandronarvaez.com y en:iiee.edu.pe
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