El Informe de la OCDE (noviembre 2022) es ligeramente optimista. Sostiene que el escenario central no es una recesión mundial, pero habrá una desaceleración significativa del crecimiento de la economía global en 2023, así como un nivel aún alto, aunque decreciente, de inflación en muchos países. No obstante, el ministro de Economía de Alemania, Robert Habeck pronostica una recesión para Europa en el 2023. Inglaterra admite abiertamente que en el 2023 habrá recesión. En suma, estamos ante una recesión ampliamente pronosticada y la mayoría ya lo asume. Solo faltaría saber la profundidad y la duración de la misma.
Los errores de los bancos centrales
La pregunta de cajón: ¿Ha cambiado el mundo del dinero gratis o dinero barato? Yo creo que sí. ¿Por qué? Porque la tasa de interés de referencia del dinero de 0% (negativa en algunos países) fijada por los bancos centrales (FED, BCE, Banco de Japón, Banco de Suiza, etc.), durante muchos años, ha sido una aberración, un sinsentido. Hemos visto billones de dólares y euros en bonos cotizando en tasas de interés negativas en los mercados de valores. Las consecuencias de esas malas decisiones se están pagando en el mundo entero, principalmente por la hegemonía del dólar en la economía global.
La tesis de una inflación transitoria, fue otro graso error de los bancos centrales. Luego, al observar que la inflación no era pasajera, se equivocan nuevamente y suben tasas a un ritmo sin precedentes con el afán de frenar el aumento de precios. Por supuesto sin éxito. La cosecha será una recesión económica inducida en 2023 y quién sabe si se prolongue hasta el 2024. En un mundo donde la deuda global asciende a 350% de su PBI, de continuar esas subidas de tasas, las consecuencias serán devastadoras para el mundo entero, incluyendo a las economías desarrolladas donde la deuda pública está en máximos históricos.
Y la economía peruana ¿cómo queda?
El Banco Central de Reserva (BCR) al subir la tasa de referencia nominal a un ritmo acelerado durante 2022 (de 2.5% a 7.5%) ha adoptado el discurso de los halcones de la FED que prefieren controlar la inflación en lugar de evitar la dolorosa recesión que produce más desempleo, más pobreza y más hambre. El BCR parte del supuesto errado, de que la inflación peruana es de demanda y no de oferta. ¿De qué demanda se puede hablar en un país donde el subempleo bordea el 45% de la PEA, con una pobreza multidimensional de 36.8%, con 16.6 millones peruanos en situación de inseguridad alimentaria?, etc.
Por otro lado, esos mensajes recurrentes de los “sólidos fundamentos macroeconómicos”, de que somos “los mejores” en el manejo del déficit fiscal, la deuda externa, de la política monetaria, lo único que motivan es que no hagamos nada, que todo siga igual, todos felices y contentos. Lo real es que el país está sumido en una profunda crisis económica, social, política, moral, etc. Véase al respecto, los informes del BM, FMI, CEPAL, FAO, Oxfam, etc. son indiscutibles.
El plan “Impulso Perú” de Burneo y el nuevo plan de Contreras “Punche Perú” que acaba de estrenar, en mi opinión, son más de lo mismo, excepto pequeños matices. Como dice el refrán “cada maestrillo con su librillo”. ¿Así adónde vamos? No es serio. Necesitamos, un plan disruptivo, un plan anticrisis expansivo con un horizonte de largo aliento. Hay que diseñar otra política económica que piense en el crecimiento con equidad, con inclusión, porque sin crecimiento con equidad todo será peor, tanto las variables económicas como las sociales.
Finalmente, debo dejar constancia que no soy catastrofista, ni mucho menos. Soy optimista por naturaleza. En mis publicaciones, sólo me limito a tomar correctamente los datos públicamente disponibles e interpretarlos, y si ello ayuda a tomar mejores decisiones a quienes me siguen, enhorabuena.
Referencias:
El autor es profesor principal de Economía Financiera en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y director del Instituto Internacional de Economía & Empresa. Este artículo también puede leerse en: www.alejandronarvaez.com
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