¿Qué es mejor, la bancarrota de familias o condonar deudas financieras?
Entre tanto, reprogramar (o “patear”) la deuda tal como vienen haciendo las entidades financieras peruanas (en muchos casos unilateralmente), consiste simplemente en el cambio de la fecha de pago y del plazo de la deuda pendiente. Suele estar acompañado de un periodo de gracia, en el que no se cobra la cuota pactada, aunque continúa acumulando intereses, los que serán cancelados en las cuotas posteriores. La tasa de interés no se toca. Para acceder a esta fórmula el deudor debe tener la calificación “Normal” en la central de riesgos y la deuda debe estar vigente.
Con esta fórmula sólo se alarga la agonía de los deudores financieros y no resuelve el problema de fondo. Según las cifras de ASBANC al 10 de julio, habrían sido reprogramados (pateados para más adelante) 4,283,692 créditos a familias, 94,084 préstamos hipotecarios y 4,189,608 créditos de consumo. Según la Asociación de Deudores Financieros estas reprogramaciones se vienen haciendo de manera unilateral.
Condonar deudas o la bancarrota de familias ¿Qué es mejor?
Se estima que hay aproximadamente 10 millones de deudores con las entidades del sistema financiero que no pueden honrar sus compromisos en los términos y plazos pactados. Muchos de ellos están en situación de insolventes o bancarrota y han suspendido pagos a los acreedores financieros. Técnicamente, la insolvencia o falta de capacidad de pago, es la antesala de la quiebra inminente de familias (o empresas) que termina en la liquidación de sus activos o bienes restantes. Se han preguntado ¿Cuánto sería el costo social de millones de hogares quebrados? ¿Cuál sería el real impacto de la condonación de deudas de familias en los ingresos de los bancos?
El proyecto de ley del congreso de “congelar” deudas por 3 meses es claramente insuficiente. Por otro lado, la reprogramación de deudas que vienen haciendo las entidades financieras no es sostenible y resulta más oneroso en el tiempo. En todo caso ayudará a alargar la penuria de los deudores.
Ante la imposibilidad de afrontar obligaciones, la condonación de la deuda vencida mínimo de seis cuotas (no es quita de deuda) puede ser una salida sensata para evitar quiebras masivas. Seria por única vez y por tratarse de una crisis inédita por lo que pasa el país. Hay varias razones detrás de esta idea: a) El 100% de los créditos directos de los bancos están provisionados; b) los bancos tienen una gran fortaleza económica y financiera, por tanto, el impacto de esta medida no sería relevante; c) todas las empresas financieras han recibido millonarias transferencias en el marco del programa Reactiva Perú garantizados por el propio Estado. Si, ya sé, que la palabra condonación no les gusta a los bancos. ¿No sería mejor para los prestamistas recuperar al menos parte del dinero prestado a sus clientes que perderlo todo?
Si esta idea prosperase, vendría la etapa de la refinanciación negociada de la deuda, que implica firmar un nuevo contrato en otras condiciones (plazos, tasas de interés y cuotas). Si se descarta esta opción, el Gobierno se verá en la obligación de sacar un nuevo programa de Reactiva Perú para hogares con deudas financieras vencidas, así como lo hizo paras empresas. ¡Y por qué No! Mientras tanto, la presión social no cesará.
A modo de conclusiones
El coronavirus impactará fuertemente en el crecimiento de nuestra economía, así como en la salud financiera de las empresas y familias peruanas. Las empresas del Sistema Financiero esperan una menor actividad financiera, posible incremento de la tasa de morosidad, una reducción en la rentabilidad de sus negocios y presiones sobre la liquidez. Sin embargo, a junio de 2020 han mostrado una sólida solvencia financiera, adecuada gestión de riesgo, fuentes de financiamiento o fondeo bien diversificado y a bajo costo, holgadas provisiones para posibles impagos y por último tienen buen patrimonio debido a la capitalización de utilidades.
La reprogramación de deudas financieras que vienen haciendo las entidades financieras es necesaria, pero no es suficiente. Congelar o “patear” deudas por unos meses no resuelve el problema de fondo. Por un lado, se desconoce cuándo se dará la recuperación de la economía y por otro, la deuda diferida será mayor en ese momento y probablemente sea impagable.
En una coyuntura tan atípica como la actual, con millones de desempleados, es improbable que los deudores financieros honren sus compromisos. La condonación de la deuda vencida puede ser una medida efectiva para evitar que miles de familias peruanas se declaren en quiebra o bancarrota. De acuerdo a las cifras expuestas antes, los bancos están en una situación inmejorable y no debieran negarse a esta idea, a no ser que también se dediquen a embargar y declarar en subaste los bienes recuperado de sus clientes quebrados. Sinceramente, no se lo deseo.
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