Se puede financiar el pos-coronavirus
Es evidente, que este año y los próximos habrá menos ingresos al Tesoro Público, mientras los gastos crecerán significativamente. ¿Qué hacer en este escenario y cómo financiar la construcción del país pos - coronavirus? Tenemos varias opciones:
En el 2018 la recaudación tributaria en América Latina y el Caribe (ALC) en promedio fue de 23.1% del PBI. Esto representa un incremento de más de 8%, en relación al año 1990 (15.9%). En el Perú, la recaudación tributaria en el 2018 fue de sólo 16.4% del PBI, Bolivia 25.4%, Chile 21.1%, Ecuador 20.6%, Colombia 19.4% (Véase: Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2020 de la OCDE). Esta información revela dos problemas: la incapacidad de la administración pública para ejercer una mayor presión tributaria, por un lado, y por otro, la generosidad de los sucesivos gobiernos corruptos con las grandes multinacionales al concederles exoneraciones tributarias, así como la ilusión y la defraudación que genera el dinero negro que no tributa. Por tanto, con una mayor presión tributaria se puede generar más ingresos fiscales al Estado.
El impuesto a la solidaridad propuesto por el ejecutivo ha sido totalmente desafortunado. Se trata más bien de poner en debate la idea de crear el impuesto al patrimonio o riqueza de personas naturales y jurídicas, que vaya de la mano de la reforma tributaria que necesita el país. El profesor Jorge Manco lo llama “impuesto a la riqueza”.
Aumentar la deuda pública a 50% del PBI, por lanzar una cifra. Chile con una caída de PBI de - 1.9% proyecta para este año una deuda pública de 40% de su PBI y un déficit público de 9.3%. La última emisión de Bonos del Tesoro Público es un buen ejemplo de lo atractivo que son los títulos peruanos. Otro ejemplo cercano es la reciente emisión de bonos del gobierno mexicano que ha tenido una excelente acogida.
Reingeniería de la Administración Pública. Implica optimizar recursos o “quitar la grasa”, es decir, reducir los millonarios contratos de consultoría y gastos innecesarios. Esta medida debe ir de la mano de la reducción de los exorbitantes sueldos de un elevado número de burócratas dorados entornillados en el BCR, la SBS, el MEF, etc.
Priorizar inversiones. Hay que aparcar proyectos como el de Talara que implica gastar en torno a 6,500 millones de dólares. El proyecto primigenio de modernización de la Refinería Talara estuvo presupuestado en 265 millones de dólares.
La extrema fragilidad de nuestra economía ante una crisis global y jamás vista tiene que ver, entre otros factores, con su fuerte dependencia a las exportaciones de materias primas, con la minera como la primera fuente de ingresos del país. En estas condiciones el Perú no tiene futuro. El gobierno tiene la obligación inexcusable de convocar a los mejores técnicos y profesionales para diseñar con rigor y sentido de Estado, el plan de construcción nacional, que prevea el uso eficiente y razonable del gasto público y diseñe una política fiscal que sea capaz de generar ingresos suficientes para financiar el nuevo proyecto de país.
Los buenos fundamentos macroeconómicos, de lo que mucho se alardea, debe servir precisamente, para ayudar a enfrentar esta crisis con solvencia y para construir una sociedad cohesionada socialmente, basada en otros principios en la que todos los peruanos tengamos los mismos derechos y las mismas oportunidades. Lo peor que nos puede pasar después de esta crisis es precisamente seguir como antes, y algunos lo desean. Si no es ahora, ¿Cuándo? ¡Cambiemos el rumbo! *** Este artículo también puede verse en: www.alejandronarvaez.com (Publicado el 13(05/20).
[1] El autor es Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y Profesor Principal de Finanzas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
[2] Alejandro Narváez Liceras (2020). “Desigualdad y Hambre en el Perú: 2001 - 2017”. Revista Investigaciones Sociales, Vol. 22 N°. 42, pp. 287 - 301, UNMSM. (Revista Indexada)
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