Proyecto de presupuesto de 2021 con PBI inflado
Cifras del presupuesto proyectado
El PBI proyectado en valores absolutos asciende a 772,000 millones de soles y sobre este supuesto estiman un presupuesto inicial de apertura (PIA) de 183,000 millones para el 2021 (23.7% del PBI). Cabe señalar que en este presupuesto se prevé un incremento de 3.2%, menor al de los últimos 3 años. Si nos fijamos en su contenido (por genérica de gastos), saltan a la vista el aumento del Servicio de la Deuda (mejor dicho, el pago de la deuda pública) en 12.7%, los Gastos Corrientes (remuneraciones) en 4.3% y baja Gastos de Capital (inversiones) en -2.3%. Es decir, la ministra prioriza el pago a los prestamistas, antes de ayudar a millones de peruanos sin trabajo y sin ingresos. Con las cifras que contiene el proyecto de presupuesto es improbable alcanzar la meta del 10% del PBI el año que viene. Lo más grave sería que el congreso dé luz verde a un documento que tiene errores de primaria.
El déficit fiscal (ingresos menos gastos) proyectado en el presupuesto para el 2021 es 6.2% del PBI (2020: 10.7%). De acuerdo a las “mágicas” proyecciones del MEF, el 2026 habría equilibrio financiero, es decir, tendríamos un exiguo déficit de 1% del PBI. En teoría, es fácil llegar a un presupuesto sin déficit (incluso tener superávit). Puede ser recortando gastos corrientes, no haciendo inversiones en gastos de capital (inversiones en activos fijos o infraestructura básica) o aumentando la recaudación. Pero, esa no es la cuestión. ¿Por qué los países desarrollados tienen altos niveles de déficit fiscal teniendo elevada presión tributaria? Una respuesta sería: invierten en educación, investigación, salud, infraestructura y en el bienestar de su gente. Quiero decir, que no es necesariamente malo tener altas tasas de déficit y deuda pública.
En el Perú, hay muchos márgenes de maniobra para financiar el déficit público, por ejemplo: i) aumentar la presión tributaria (Perú: 14.4%, promedio de ALC de 23.2%, OCDE: 34.2%), ii) medidas de austeridad para la burocracia del sector público, iii) cobrar los 11,000 millones de soles de deuda tributaria a grandes empresas deudoras, iv) repatriar el dinero negro que hay en los paraísos fiscales que equivale al 7.5% del PBI, v) eliminar los beneficios tributarios a las empresas mineras, vi) combatir la corrupción que representa cerca del 3.5% del presupuesto anual, vii) impuesto a la riqueza, etc. Con estas medidas habría menos déficit fiscal y menos necesidad de acudir a prestamistas. Sólo hace falta voluntad política y un Estado eficiente.
Cuando un Estado incurre en déficit público (gasta más de lo que recibe), lo más común es que se financie ese déficit mediante deuda pública o deuda soberana. En efecto, la deuda pública proyectada por el MEF para el 2021 asciende a 38% del PBI (2020: 35.4%). El destino de esos fondos sería, principalmente, para atender el servicio de la deuda pública y financiar gastos corrientes de los tres niveles de gobierno. En América Latina y el Caribe (ALC) la deuda pública proyectada para el año que viene es de 79.7% de su PBI. Ni que decir, de los países desarrollados, donde la deuda pública estimada para el próximo ejercicio es en promedio 132.3% (2020: 131.3%) (véase FMI, Ficht Ratings, entre otros). ¿Es anormal que la deuda pública esté por encima del PBI en algunos países? ¿es necesariamente malo endeudarse? ¿cuál es el nivel óptimo del endeudamiento en el Perú? ¿En qué teoría se basan quienes sostienen el límite legal del 30% del PBI para la deuda pública? Respuestas habrá para todos los gustos y también “más papistas (o dogmáticos) que el papa”. No olvidemos, que la economía no es ciencia exacta, es también, sentido común. Lo que importa finalmente es: ¿cómo maximizamos la riqueza del país para todos los peruanos y no sólo para unos cuantos codiciosos?
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