A diferencia de la crisis financiera mundial de 2008, cuyo origen se dio en Estados Unidos a raíz de la burbuja inmobiliaria de 2006, nadie predijo la aparición del coronavirus potencialmente devastador a principios de este año. De acuerdo a lo que se conoce hasta ahora, este virus podría convertirse para el sistema financiero en un “cisne negro” aún más grave que la crisis de 2008. En economía, el término “cisne negro” hace referencia a un evento impredecible que provoca graves consecuencias. Se usa para tipificar eventos raros e impredecibles que tienen el potencial de afectar profundamente el mundo financiero y los sistemas económicos globales.
Los analistas de Moodyʼs Analytics, advierten de una recesión de la economía global. Las secuelas en algunos indicadores clave son evidentes. Por ejemplo, se ha registrado un impacto negativo en el índice de los metales industriales (cobre, estaño, níquel, aluminio, etc.), que tiene una correlación directa con el crecimiento de la economía mundial. Desde mediados de enero, el índice de precios de dichos metales cayó un 7.1% en promedio (10.4% el cobre, 8.7% el níquel, 8.2% el estaño, 7.3%, el zinc, 4.6% el plomo y 3.5% el aluminio) (véase Bloomberg.com). Esta misma senda sigue el precio del petróleo. Al cierre de este mes el WTI marcaba US$ 44.52/barril y el Brent US$ 50.44/barril. Por primera vez en 10 años, la Agencia Internacional de Energía (AIE) prevé una contracción de la demanda de petróleo en el primer trimestre de este año. El caso del cobre es muy preocupante. La caída de los últimos días deja en una posición complicada a los dos productores de cobre más importantes del mundo: Chile (28%) y Perú (12%). Ambos representan el 40% de la oferta mundial del metal rojo.
La caída de los metales se atribuye a la gran influencia que tiene la economía china sobre la industria mundial. El país asiático es la segunda economía del mundo que representa el 15% del PBI global. Según el pronóstico del FMI de enero de este año, el PBI de China crecería el 6%. Sin embargo, según las predicciones de Standards & Poor´s, el efecto del coronavirus seria de un punto porcentual, es decir, pasaría a un 5%. Queda por ver si esto será así o habrá un cambio mayor. Al respecto hay opiniones dispares. Lo que sí está muy claro, es que el virus viene ralentizando la demanda interna de 1,300 millones de chinos y el 80% de sus ingresos aún depende de su consumo interno, por tanto, el impacto negativo en la economía local es inevitable.
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